Los Ángeles

Los Ángeles. Don Giussani y ese método a seguir

La traducción de la biografía de Giussani llega a la costa oeste de Estados Unidos. Con Alberto Savorana compartieron mesa esta vez la musicóloga Kristi Brown y el filósofo Jason Blakely
Amy Hickl

Elon Musk, Sophia Amorosa, George Lucas, Venus Williams, Spike Lee y Luigi Giussani. El 12 de marzo, el rostro de Giussani apareció inesperadamente en la pared de la Asamblea General de Little Tokyo en Los Ángeles, entre multitud de personajes célebres, destacando inmediatamente su original y relevante contribución al momento que estamos viviendo.

La primera ponente en la velada dedicada a la presentación de The Life of Luigi Giussani, Kristi Brown, abordó la cuestión compartiendo con los asistentes la «historia de dos educadores», como ella la llama, hablando de las analogías y diferencias entre el camino de don Giussani y el suyo propio. Brown, profesora de Historia de la música en el Conservatorio de Colburn, que ella, al igual que Giussani, enseña y trata de comprender a sus alumnos dentro del «caótico contexto del mundo real», tantas veces faccioso e ideológico. Como Giussani, esta musicóloga expresó su deseo de ir más allá de la dicotomía social y «trabajar por encontrar un camino que no quede partido en dos por la dialéctica».

Como educadora en el campo musical, se ha dado cuenta de que el mundo de la música clásica, aparte de representar un evidente patrimonio de belleza, es también un lugar adecuado para estudiar las disfunciones del comportamiento humano. Sus alumnos se ven sometidos a un fuerte estrés y muchos tienden a valorarse tan solo en función de la suma de sus talentos y habilidades musicales. También ha visto que el mundo de la música clásica «tiende tal vez a reivindicar una belleza universal que resulta inmediatamente evidente para cualquiera. Y si para ti no es evidente, es un problema tuyo, no de la ejecución de la obra. Se presupone por tanto que la belleza ejercita automáticamente una influencia ética, pero escuchar una pieza de música clásica no te convierte automáticamente en un ser humano mejor». Nosotros también corremos el riesgo de caer en la presunción de ser en cierto modo más morales, más conscientes o más humanos que los demás. «Esto son aserciones posibles, pero no automáticas». Hace falta una educación, y para ella la provocación consiste en comprometerse a educar siguiendo el método de Giussani.

Jason Blakely, Kristi Brown, Nancy Albin y Alberto Savorana en la Asamblea General de Little Tokyo en Los Ángeles.

Brown añadió que replicar las iniciativas específicas emprendidas por Giussani en el pasado no es el camino adecuado. «Hay que volver a plantear la pregunta: en mi trabajo, en aquello que me gusta hacer como musicóloga, ¿qué puede ser un instrumento expresivo de una educación cristiana? Dicho con otras palabras más sencillas, ¿debo hablar de Cristo en clase para ser una auténtica presencia?». El camino adecuado consiste en seguir el método utilizado por Giussani, no en replicar en una clase de Los Ángeles en 2019 las mismas clases que él daba hace décadas en Italia.

¿Pero qué significa seguir su método? Para Brown, «lo que hizo grande a Giussani como profesor, lo que le hacía tan fascinante para sus alumnos de la época, era su manera de ser tan diferente. Era totalmente él mismo. Sus alumnos incluso pensaban que era un poco raro, pero lo cierto es que era totalmente él mismo. Y era una bocanada de aire fresco. Decían que él les hablaba como nunca nadie les había hablado antes. Él veía dónde estaba el vacío, y ofrecía una respuesta. No se puede recrear artificialmente todo esto en clase. Hay que entender realmente qué había detrás». Para entender de verdad, es necesario otro factor, es decir tomar en serio nuestras propias necesidades. «Quiero ser consciente de mí misma en el momento en que me tomo en serio mi relación con Cristo», como hacía Giussani. El cristianismo es apertura a todo lo que es bueno, por eso Brown desafió a los presentes a seguir el consejo de san Pablo: «Valoradlo todo y quedaos con lo bueno».

El segundo ponente, Jason Blakely, ejemplificó concretamente la sugerencia paulina. Escritor y profesor de Filosofía política, repasó la respuesta de don Giussani a las provocaciones del 68 en Italia. Mientras en Estados Unidos exaltábamos a los hijos de las flores y pedíamos el fin de la guerra de Vietnam, los europeos rechazaban el formalismo de su vida cristiana en favor de las ideologías –a veces incluso violentas– de derecha e izquierda. Blakely describió una confrontación con nuestra época para proponer una manera de afrontar los desafíos sociales y políticos actuales. Hablando de lo que él define como el «formalismo armado» de hoy en día, señaló que nuestro concepto de pertenencia a ciertos grupos consiste sobre todo en marcar las casillas correctas. En nuestro idealismo, encontramos «agregaciones disciplinarias» a las que adherirnos, no una vida compartida realmente.

Blakely volvió después a Giussani hablando de la perspectiva a seguir. Al afrontar entonces el formalismo y sus consecuencias, Giussani respondió con humildad, viendo en ello un reclamo a la conversión. De ese espíritu revolucionario extrajo un creciente deseo de vivir de manera más auténtica, como dice Bob Dylan en Maggie’s Farm: «Hago todo lo que puedo por seguir siendo lo que soy, pero todos pretenden que sea como ellos». Giussani intuyó la necesidad de volver a una experiencia cristiana auténtica, la única capaz de identificarse con lo humano hasta el fondo de su experiencia, según Blakely.

Alberto Savorana, autor de esta biografía, señaló lo extraordinario del hecho de que, habiendo desaparecido hace catorce años, la vida de don Giussani resulte aún tan relevante para una profesora de música y un profesor de filosofía política en 2019 en Los Ángeles, destacando que lo que Giussani ofrecía a sus alumnos era una amistad que les ayudaba a vivir mejor. Según Savorana, «este es el motivo por el que don Giussani era una persona fuera de lo común», no porque fuera «una especie de superhombre», sino por la manera que tenía de ponerse delante de la vida y de la gente que le rodeaba. Esto es lo que nos ofrece hoy a través de su testimonio.