"The Life of Luigi Giussani" en Omaha, Nebraska

Omaha. Don Giussani y ese “pedazo de paraíso”

«Cristo, ¿sí o no?». Estas palabras del fundador de CL abrieron el encuentro celebrado en Nebraska para presentar la biografía a cargo de Alberto Savorana. Relataron su encuentro con Giussani el biblista Michael Waldstein y el reverendo Scott Hastings
Alexander Kelly

«Cristo, ¿sí o no?». La pregunta de don Luigi Giussani resonaba en el Centro Archidiocesano para retiros y conferencias de Omaha, en Nebraska, donde el 14 de marzo se celebró el quinto encuentro de presentación del libro The Life of Luigi Giussani. El acto, organizado para promocionar la traducción al inglés de la biografía del fundador de CL escrita por Alberto Savorana, tuvo como introducción un breve video donde el propio Giussani resumía sucintamente el nacimiento de Comunión y Liberación.

El primero en intervenir fue Michael Waldstein, profesor de Nuevo Testamento en la Universidad franciscana de Steubenville. Siempre es hermoso escuchar el testimonio de aquellos que pudieron conocer a Giussani en persona, pero la larga experiencia de Waldstein con el fundador de CL supuso para el público un “encuentro indirecto” ejemplar. «Don Giussani hablaba del sentido del deseo, que va más allá de cualquier cosa finita que tú puedas percibir, de hecho el deseo está aquí: es la gloria de Cristo presente ahora», empezó diciendo Waldstein, que luego formuló una analogía entre el clima de protestas y escándalos que la Iglesia está viviendo actualmente y el de los estudiantes del 68 en Italia. «Si la tarea de la Iglesia católica solo fuera predicar valores morales, no tendríamos un terreno en el que apoyarnos, la Iglesia sería inconsistente. Pero la Iglesia anuncia a Cristo muerto por nuestros pecados». Como respuesta el eterno problema de la “huida de la realidad”, afirmó que «no puedo esperar a dejar este mundo para conocer qué hay más allá», o cualquier otra variante de esa misma actitud. Waldstein terminó con una lección que ha aprendido del propio Giussani: «Cristo es el centro del significado, la única respuesta al deseo del corazón del hombre». Así el mundo también cobra un significado.



Luego intervino el reverendo Scott Hastings, vicario de la Archidiócesis de Omaha, diciendo que «el sacerdocio es una fuente de alegría en mi vida y soy feliz siendo cura…». Tanto que no lo cambiaría por ninguna otra cosa. Una afirmación fundamental porque, como explicó después, su doble papel como vicario para el clero –el equivalente a la figura de un director de recursos humanos– y vicario judicial –«algo así como el descendiente directo de la Inquisición»– «no me convierte en alguien especialmente agradable en los ámbitos clericales». Respecto a las tempestuosas circunstancias que la Iglesia está atravesando, Hastings citó estadísticas sobre el número de fieles, practicantes, participación en los sacramentos y porcentaje de abandono de la Iglesia. «Da la sensación de estar viendo una Iglesia en declive. Vivimos en un mundo que nos inculca la noción de un “nosotros” que se contrapone a un “ellos”. Vemos la sospecha por todas partes. Sin embargo, os acabo de ofrecer mi experiencia de una vida llena de alegría, y mi vida es la de un sacerdote. ¿Cómo es posible, cuando la Iglesia parece estar en llamas?». Tras un instante de silencio para reflexionar sobre estas palabras, Hasting proyectó en la pantalla una de sus numerosas citas de Giussani: «Misericordia es la palabra que define del modo más claro posible el rostro de Dios en nuestras vidas». Para explicar mejor esta afirmación, Hastings dijo que la alegría es posible porque, paradójicamente, aunque Dios no nos necesitaría absolutamente para nada, sigue buscándonos igualmente, y mirándonos con misericordia. De hecho, «es Él quien viene a buscarnos. Como hizo con Zaqueo, los apóstoles, que eran simples pescadores, e incluso antes de ascender al Padre, Jesús fue a buscarles cuando estaban escondidos en el cenáculo». Así, siguiendo el ejemplo de Giussani «nosotros podemos encontrar a Dios hasta en las circunstancias más efímeras y banales de nuestra vida», señaló Hastings, «porque el método de Cristo consiste en entrar hasta en las circunstancias más ordinarias, en nuestra vida cotidiana, aparte de los hechos extraordinarios». Y ver la misericordia significa verle a Él.

Para terminar, Hastings volvió a la pregunta inicial: «Os acabo de mostrar mi experiencia de una vida llena de alegría, siendo la vida de un sacerdote, ¿cómo es posible, cuando la Iglesia parece estar en llamas?». La última proyección de su presentación era una foto de la comunidad de Omaha durante una de tantas excursiones que hacen juntos. «Estoy aquí para deciros que mi vida está llena de alegría porque conozco a Jesús, y el lugar donde lo encuentro, la mayor parte del tiempo, es este. Estas personas son para mí un pedazo de Paraíso».

Por último, intervino Savorana, que retomó algunas palabras de los otros ponentes. «El método es el mismo: hay personas para las que Cristo es la alegría de la vida, y esta es la forma en que Cristo se manifiesta. Uno de los muchos talentos de don Giussani fue aprender a encontrarse con el otro». Volviendo al problema de la actual crisis en la Iglesia, Savorana recordó el hecho de que nosotros aún podemos experimentar la alegría, incluso ante las adversidades y peligros que muchos de nosotros tienen que afrontar. Por tanto, invitó a mirar cómo Cristo «era la vida de don Giussani, el objeto de su preferencia», en su anhelo por la felicidad eterna y última de toda la humanidad. Pero lo que don Giussani comprendió y, gracias a Dios, generó para todos nosotros, provenía de su conciencia de haber sido «elegido por Cristo para comunicar Su alegría y Su vida». Para terminar, Savorana volvió a proponer la pregunta con que terminaba el video inicial: «Cristo, ¿sí o no?».