Vivir el Movimiento

La vida del Movimiento es muy sencilla y libre. Comunidades grandes y pequeñas nacen espontáneamente en los ambientes donde se vive la vida diaria (escuela, trabajo, barrio) y se reúnen para verse y compartir momentos y gestos cotidianos. No se prevén carnés ni inscripciones formales. Quien quiera puede sumarse a las múltiples propuestas que invitan a profundizar en la fe de manera personal y comunitaria. En primer lugar la oración, con la participación en los sacramentos, el rezo del Ángelus y de la Liturgia de las Horas. A lo largo del “año social” asumen particular relieve la “Jornada de apertura de curso”, los Ejercicios espirituales y la celebración del Triduo Pascual.

Gestos fundamentales
El corazón de todo es la Escuela de comunidad, al hilo de un texto que se propone al comienzo del curso. En ella se asienta el camino unitario de todo el Movimiento en el mundo.
Hay otros dos gestos indicados como fundamentales:
  • la caritativa: dedicar un tiempo al servicio de los más necesitados. Numerosísimas las actividades propuestas, en las que se comprometen decenas de miles de personas en el mundo entero: asistencia a minusválidos y ancianos, ayuda escolar para los niños y los inmigrantes, ayuda a familias pobres, iniciativas de solidaridad internacional... Una experiencia de vida que es también una experiencia de educación en la “ley” más importante de la existencia: la gratuidad, la caridad. Hasta tal punto que en muchos han nacido espontáneamente obras sociales estables y estructuradas.

  • el fondo común: se trata de una contribución económica personal con el objetivo de construir la obra común que es el Movimiento, sosteniendo sus actividades caritativas, misioneras y culturales. Cada cual participa en el fondo común aportando mensualmente una cuota establecida de manera totalmente autónoma y discrecional (en los comienzos de la historia del Movimiento se llamaba “diezmo”). No es importante la cantidad que se aporta, sino la seriedad con la que se permanece fiel al compromiso asumido libremente.



Caminar juntos
La peregrinación es un símbolo de la vida cristiana que las comunidades viven con particular intensidad. Las metas son las de la tradición cristiana: Lourdes, Czestochowa, así como los muchos santuarios esparcidos en los distintos continentes. En Italia ha adquirido particular relevancia, y no solo para el Movimiento, la peregrinación nocturna anual de Macerata a Loreto. Nacida como muestra de agradecimiento por parte de un grupo de estudiantes de las Marcas, supera hoy los cien mil participantes. En octubre de 2016, todas las comunidades de CL del mundo peregrinaron a un santuario para celebrar el Año de la Misericordia.
Otro gesto muy difundido es el Vía crucis, la tradicional procesión del Viernes Santo que don Giussani quiso proponer de nuevo a los jóvenes desde los primeros tiempos de GS. Hoy como entonces es un momento fundamental de las celebraciones de Semana Santa. Entre los más significativos el Vía Crucis que desde 1996 recorre el puente de Brooklyn, en Nueva York.

Deseo de belleza
El amor a la expresión cultural y artística caracteriza la vida del Movimiento. «Don Giussani creció en una casa pobre en pan, pero rica en música. Así, desde el inicio, se sintió tocado, más aún, herido por el deseo de la belleza», recordó el entonces cardenal Ratzinger en el funeral del sacerdote. En efecto, canto y música son una constante en la experiencia de CL, así como literatura y artes figurativas (de ahí las colecciones de CD y de libros dirigidas por el mismo don Giussani y luego, durante unos años, por Julián Carrón). Por ejemplo, los Ejercicios espirituales de la Fraternidad se introducen siempre con piezas musicales de los grandes clásicos y con proyecciones de obras de arte. Otro ejemplo es el “libro del mes”, un texto elegido entre las obras maestras de la literatura y del ensayo o entre obras que tienen un gran valor de testimonio cristiano y que se proponen a la atención de todos. Ese mismo deseo de belleza tiende a dar forma a los momentos de encuentro, como asambleas, encuentros litúrgicos y catequéticos, pero también a momentos de convivencia (muchísimas las iniciativas de jornadas de estudio organizadas por los estudiantes) como las vacaciones comunitarias, que aprovechan distintos niveles de edad y cercanía geográfica como una ocasión educativa y misionera. Una particularidad: en su mayoría las vacaciones se organizan en la montaña, donde «la imponente belleza de la naturaleza favorece el renovarse de la pregunta por el ser, por la bondad de la realidad». Son palabras de don Giussani que manifiestan la experiencia de todo hombre delante del espectáculo de las cimas que se elevan hacia el cielo.

«La imponente belleza de la naturaleza favorece el renovarse de la pregunta por el ser, por la bondad de la realidad» (don Giussani)

Los ámbitos
Nombres distintos indican los grupos que se organizan en función de los respectivos niveles de edad o ámbitos de vida social:
  • Gioventù Studentesca (GS) califica, como en el origen, a los estudiantes de bachillerato
  • CLU, CLE, CLL son las siglas adoptadas para el mundo de la universidad (CLU), de la educación (CLE - profesores) y del trabajo (CLL).