Gianni Riotta con Julián Carrón

El sentido religioso en la era de la Wikipedia

En la feria del libro de Milán se presenta la nueva edición de "Los jóvenes y el ideal. El desafío de la realidad" de Giussani. Crónica de un diálogo a partir de las preguntas del periodista Gianni Riotta y las respuestas de Julián Carrón
Paola Bergamini

La segunda jornada de “Tiempo de libros”, la feria de la industria editorial en Milán, se ha dedicado a la “Rebeldía”, pero en el encuentro celebrado en el salón Volta ese término asume una connotación distinta, suena más bien a desafío en la educación. El motivo es la presentación de la nueva edición italiana del libro de Luigi Giussani Los jóvenes y el ideal. El desafío de la realidad. No hay nada formal en el diálogo entre Gianni Riotta, periodista de La Stampa, y Julián Carrón, autor del prólogo. Además, está la curiosidad y el interés por descubrir de qué modo este texto –que recoge entrevistas, conferencias de Giussani y también diálogos con bachilleres y universitarios entre los años cincuenta y 1995– resulta totalmente actual.

En el libro, jóvenes o condición juvenil no son términos relacionados con la edad cronológica. «La juventud parece más un estado de ánimo. Pero, ¿de verdad es así?», pregunta Riotta. «Es más», contesta Carrón, «la urgencia natural que hace que la vida se vuelva verdaderamente humana es algo que está arraigado en el hombre, pero si no se educa decae. Por eso, el hombre necesita una provocación que despierte esta exigencia». Sin embargo, en el adulto, ese ímpetu deja paso a menudo al cinismo. Por eso, y esta fue una de las grandes intuiciones de Giussani, hace falta una provocación para que esa urgencia llegue a despertar. Y en seguida vuelve a emerger.

Juventud es algo inherente al corazón del hombre. «Algo que está siempre dentro de mí», continúa el periodista. Entre las citas de poetas famosos que ha encontrado en el libro hay una que le ha impactado de manera especial, un verso de Ada Negri. «Todo / lo fuiste Tú para mí y lo eres». Y pregunta: «¿De verdad es así?». «Pertenece a la naturaleza del hombre», explica Carrón. Significa haber encontrado algo que vale para siempre. La alternativa está en la pregunta de Eliot «¿dónde está la vida que hemos perdido viviendo?». Y continúa: «La presencia de Cristo te mantiene joven. Pensemos en la Madre Teresa de Calcuta. Yo mismo lo he visto en Giussani, con el que conviví en los últimos años de su vida». El cura español tiene un recuerdo vivo de aquel periodo. «Había algo en su mirada que impactaba, algo por lo que él se había dejado deslumbrar». El fuego que todos buscaban. «Estamos hechos para una plenitud, por eso el hombre nunca está satisfecho». Hasta el aburrimiento es signo de esta tensión. Sin embargo, esta búsqueda no se puede limitar a un problema ético, a un esfuerzo. Es una fidelidad a la naturaleza misma. Solo así es posible no acabar aplastados.



Riotta retoma una imagen del prólogo. «Giussani dice que “la llave maestra para encontrar de nuevo las preguntas que constituyen al hombre” es “toparse con personas en las que esas preguntas determinen sensiblemente una búsqueda, abran a una solución, provoquen pena o alegría. Entonces el montón de piedras desaparece”. Es decir, hace falta un encuentro. ¿Cómo funciona?». «Hace falta una provocación», contesta Carrón. «Todos tenemos el deseo de querer, pero solo cuando encontramos al ser amado salta la chispa». Es algo que pasa en todos los ámbitos, «el encuentro es fundamental para conocerse a uno mismo. Es más, para entender quién soy yo».

Sin encuentro la montaña no se mueve. No es suficiente. Hace falta una educación. «¿Hoy igual que entonces?». «Por supuesto. La educación responde a las peticiones, a las preguntas radicales que la realidad suscita. Es el nexo entre lo particular y la totalidad». Dicha así, esta palabra, que se suele sobrecargar o dar por descontada, asume una fascinación nueva. «La verdadera educación ayuda a vivirlo todo con un significado, incluso la duda porque si estamos atentos a la realidad podemos interceptar las respuestas». Sin perderse.

El libro se escribió antes de la aparición de internet, ese inmenso contenedor de informaciones. Donde todo el mundo puede dialogar con cualquiera. «O por lo menos, esa era la sensación», continúa Riotta llegando al final del encuentro. «Sin embargo, es el “lugar” donde se observa una mayor desconexión entre realidad y experiencia. ¿Se trata siempre de un problema de educación?». «No hay técnica de aumento de la información que no vaya a la par del crecimiento de la persona», explica Carrón. «Sin embargo, el método es fundamental. Para saber qué es el sentido religioso, ¿bastan las informaciones que encontramos en la Wikipedia? No, si no se caería en la alienación. Hace falta un encuentro para poner en práctica un juicio, es decir la capacidad de verificar según tus exigencias fundamentales. El juicio es lo que otorga dignidad al hombre. Los chavales, lo veo en los encuentros, tienen una gran riqueza de la que a veces ni siquiera se dan cuenta. Necesitan a alguien que les acompañe, que les indique ese punto de fuga que lleva dentro una sed de infinito». Este es el desafío de la educación. Tal vez esta sea la auténtica “revolución” que necesitamos.