“Favela pela janela” de Simone Santos

Brasil. Hojeando páginas carnales

“Passos” es la versión brasileña de “Huellas”. Giovanna es una de sus abonadas y escribe a la redacción para dar las gracias y describir la compañía que ha supuesto durante la pandemia, «entrando en mi casa sin previo aviso»

No hay nada nuevo que decir sobre estos tiempos tan “inéditos” desde tantos puntos de vista. Se habla mucho de una especie de diagnóstico: “agotamiento por Zoom”, esa hiperconexión a la que nos hemos visto llevados por el Covid. Algo con que siento que me describe muy bien. Soy profesora y tengo casi 150 alumnos que todas las semanas me escriben por WhatsApp, mi tiempo ante las pantallas de móvil y ordenador se ha duplicado. Y eso hablando de mí, sé que otros están aún peor…

Lo digo porque quería daros las gracias por el hecho de seguir enviando la revista “carnal”. Juego con esta expresión para hacer un paralelismo con algo a lo que Julián Carrón llama nuestra atención: nuestra necesidad de una carne. No creí que llegaría el día en que me diera cuenta de esto pero tener la revista ante mis ojos, poderla tocar con mis manos… es una forma de esa carne.

Admito que aún no he podido leer el último libro de Entrepassos (un club de lectura de universitarios que todos los meses envían un libro a los suscritos a la revista) porque he leído mucho en este tiempo, ¡a mi corazón le atrae todo a la vez! Lo que ha salido sobre la escritora Conceição Evaristo, su foto... el cuadro de la Favela pela janela, que una artista amiga hizo para los abonados a Entrepassos, con una ventana de la favela con el nombre de cada uno (ver foto)... Esa carne. En este momento en que debemos sacrificar el hecho de encontrarnos, Conceição ha entrado en mi habitación sin previo aviso… Igual que ayer, leyendo la revista, me encontré de nuevo cara a cara con Clarice Lispector, “la mujer que buscaba el infinito”. Yo también soy como ella. Me recordó quién soy y la grandeza del deseo de mi corazón. Después de leerlo, no era capaz de cerrar esa página. Luego me “encontré” con sor Laura Girotto, misionera en Etiopía: «Bienaventurados los que solo tenéis el coronavirus». Fue como un shock, demasiada carne. No quiero tener una vida burguesa, ni que mi experiencia de fe no tenga nada que ver con Etiopía. ¡Gracias por ayudarme a volver a pedir esto!

Ahora todo me toca. Apenas he logrado “rastrear” todo lo que aparecía en internet, acababa agotada, pero lo que deseo es poder redescubrir la experiencia de la carne, acompañarnos en la soledad y recuperar el valor de nuestras casa, como cuentan en otro artículo Lizi y Debora. Me gustaría que la revista llegara al mundo entero… porque es un signo de esta carne, que entre en cada casa en carne y hueso.

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Sería imposible vivir todo esto sin hacer este trabajo. En esta “carrera” del mundo, como diría Rilke, «todo conspira para callar de nosotros» esta esperanza inefable, porque nuestra compañía es una Esperanza inefable.
Giovanna, Belo Horizonte (Brasil)