Papa Francisco encuentra a los jóvenes birmanos

El Papa en Myanmar. «Juntos, delante de Pedro»

Último día de Francisco en la capital birmana de Yangon. El encuentro con los monjes budistas y con los obispos, antes de salir para Bangladesh. Tercera página del diario de los amigos de la comunidad local de CL

Queridos amigos, el Papa ha salido de Yangon, con destino a Dhaka. El último fue el día público por antonomasia: después de la misa en Kyaikkasan Ground, un parque en el centro de la ciudad, con decenas de miles de personas, por la tarde Francisco visitó a los monjes budistas del Consejo Supremo de la “Sangha” en el Kaba Aye Center, para luego encontrarse por la noche con los obispos en la catedral. Por la mañana, antes de irse, recibió a algunos jóvenes en la catedral.

El encuentro con los monjes fue muy formal (no podía ser de otra forma entre personas que no se conocen), pero las cosas que se dijeron eran muy importantes para la iglesia birmana y el país. «En todas las épocas, en todos los países hay conflictos», dijo Francisco. El camino para la solución es el diálogo y la compasión. «Manifiesto mi estima a todos los que en Myanmar viven según las tradiciones religiosas del budismo. A través de las enseñanzas de Buda, y el testimonio elocuente de muchos monjes y monjas, la gente de esta tierra ha sido formada en los valores de la paciencia, de la tolerancia y del respeto por la vida». Luego citó a san Francisco, cuya oración va acorde con los sentimientos expresados por estas palabras de Buda: «Señor, hazme instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga el amor…». Es necesaria la unidad entre las religiones, concluyó el Papa, «para defender la paz, la dignidad humana y la justicia». Hace falta superar las incomprensiones para alcanzar una justicia inclusiva para todos. «Expreso nuestra disponibilidad para seguir caminando con vosotros y sembrar semillas de paz y de curación, de compasión y de esperanza en esta tierra».

El encuentro con los monjes budistas del Consejo Supremo de la ''Sangha''

Esta última afirmación resulta fundamental porque, en resumidas cuentas, está diciendo a los budistas: «Vosotros sois más importantes, nosotros somos pocos pero os pedimos colaborar con vosotros», para que nadie piense que es posible retrasar el reloj de la historia, anulando las reformas y utilizar el odio religioso como pretexto.

Por último, los encuentros con los obispos y con los jóvenes, donde reiteró el papel y la tarea de una Iglesia de la evangelización, el amor y el servicio al propio país, y que el estudio no debe tener como única meta el trabajo, sino también el desarrollo espiritual.

Hablado con los amigos birmanos, les pregunté qué era lo que les había impactado más estos días. Respuesta unánime: «Su manera de presentarse, cómo ha planteado las cuestiones. Y luego la atención y el deseo de buscar remedio al sufrimiento y contribuir a la reconciliación. Por primera vez, nos hemos sentido un pueblo, todos unidos. No delante del obispo, sino de Pedro. Nunca ha habido una misa para toda Birmania unida. Ahora somos un pueblo». Había quien dudaba de la oportunidad que representaba este viaje... yo tenía mi opinión, pensaba en los amigos birmanos y en la historia que me había traído hasta aquí. Pero no se trata de lo que uno piensa, sino de mirar lo que ha sucedido.

Silvio, Pietra Ligure (Savona)