Asís, Basílica de san Francisco

«Le diste el mando sobre las obras de tus manos»

A finales de marzo, tres días de convivencia en Asís con un grupo de jóvenes del movimiento. Apuntes de la lección introductoria de Paolo Prosperi sobre el tema del trabajo

Todos los años la Iglesia nos invita en Cuaresma a fijar nuestra mirada en la gran epopeya del Éxodo de Israel desde la esclavitud de Egipto hacia la tierra prometida, la tierra de la libertad, que no es América –como dice la canción que no hemos escuchado casualmente– sino la tierra de Canaán, donde «mana leche y miel».

Podríamos preguntarnos legítimamente por qué. Si ya hemos sido «liberados del yugo del mal», como canta un himno de Cuaresma que a todos os resultará familiar, ¿por qué siempre es necesario un nuevo éxodo? ¿Somos libres o no somos libres? Cada uno de nosotros lo sabe y puede responder personalmente: en parte sí y en parte no. Así es por muchas razones, una de las cuales es el hecho de que hay muchos Egiptos que nos tienen presos, no solo uno. Hay muchas formas de esclavitud en nuestra vida, y además no dejan de surgir siempre otras nuevas, con el cambio de las circunstancias y la mentalidad que domina el ambiente en que vivimos – una mentalidad que, como subraya insistentemente la Escuela de comunidad que estamos trabajando, ejerce inevitablemente un poder seductor sobre nosotros, aunque no nos demos cuenta. Cada época, cada momento histórico tiene su “Egipto invisible”. El ambiente se caracteriza por una cierta ideología dominante, una cierta mentalidad que domina la sociedad y que se convierte para el cristiano en un desafío, una tentación, una prueba, y precisamente por eso es al mismo tiempo ocasión de maduración y enriquecimiento. Porque la tentación, cuando es atravesada y vencida con la espada del discernimiento –término que al papa Francisco le gusta mucho–, siempre nos hace más conscientes y fuertes, y por tanto paradójicamente nos enriquece: «Es imposible vivir dentro de un contexto general sin que este nos influya […]. En nuestro espíritu inquieto y confuso anida la mentira de la mentalidad de hoy, de la que participamos porque somos hijos de esta realidad histórica que es la condición humana y tenemos que pasar por todas sus dificultades, sus tentaciones, sus resultados amargos, manteniendo la esperanza que es la vida de la vida» (L. Giussani, Dar la vida por la obra de Otro, Encuentro, Madrid 2022, p. 68).

Un momento de la convivencia en Asís

Podemos preguntarnos cuál es el Egipto actual en el que todos más o menos vivimos y respiramos, nos guste o no. Podríamos decir muchas cosas. Hoy me gustaría detenerme con vosotros sobre todo en un rasgo particular de este nuevo “Egipto” que describiré inspirándome en el libro de un interesante filósofo coreano germanizado, Byung Chul Han, que un amigo me enseñó hace poco. El libro se titula La sociedad del cansancio y recomiendo su lectura sobre todo a los apasionados de Vasco Rossi, pues Han (por lo que me han contado) es uno de sus pensadores de referencia. ¡Comencemos pues!

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