«Hacer escuela en un mundo que cambia»

En el Lago di Garda, el congreso anual de la CdO-Obras educativas. ¿El tema? “Desafiar la libertad y favorecer la experiencia”. Entre testimonios y mesas de trabajo, la gratitud por «un milagro que sucede todos los días en nuestras clases»
Paola Guerin

Del 16 al 18 de marzo se ha celebrado en Castelnuovo del Garda (Verona) el Congreso nacional de la FOE CdO-Obras educativas, una asociación que engloba a 500 escuelas paritarias presentes en toda Italia. El lema, “En clase: desafiar la libertad, favorecer la experiencia. La escuela en un mundo que cambia”.

Marco Masi, presidente de la asociación, inauguró las sesiones diciendo que «el lema expresa el milagro que sucede todos los días en nuestros centros. La gratitud de tener entre manos talentos que nos han sido dados, que no hemos creado nosotros, nos hace no tener miedo a los cambios. De hecho, nos interesa mucho abrirnos a lo nuevo. Nuestra tarea educativa tiene como objetivo estas características: desafiar la libertad y favorecer la experiencia».

Marco Masi, presidente de la CdO-Obras educativas, y Massimo Borghesi, profesor de Filosofía Moral

Para profundizar en la tarea de la escuela en un “mundo que cambia”, invitaron a Dario Nicoli, profesor de Sociología en la Universidad Católica de Brescia, y Massimo Borghesi, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Perugia. «El sentimiento de que algo falta es la característica de la civilización actual. Los chicos de hoy, hijos de un vacío, tienen una necesidad educativa terrible, pero esta necesidad les hace mejores. Esta generación, hija del escepticismo, siente el deseo de tener puntos de referencia», afirmó Nicoli. Y esto «solo sucede en un encuentro apasionado» con alguien que sepa tomar en serio esta necesidad.

Entonces la escuela se convierte en «un centro cultural que anima su territorio, que le despierta de un cierto sopor. Los niños, los chavales, con su entusiasmo, pueden volver a dar vida al mundo escéptico que les rodea», añadió el sociólogo. Y eso es posible, como señaló Borghesi, a pesar de que «la escuela sufra también el declive de la sociedad, la burocratización de las tareas, con procesos estandarizados que dan valor a las competencias en detrimento de los contenidos, pues ella también es hija de la crisis de la tradición cultural que desde 1968 ha generado una auténtica y real descomposición de la tradición humanística. La escuela todavía está a tiempo de salir de esta desmoralización. Si se profundiza, si se leen y comentan los textos con los chavales, pasando del autor a la actualidad, hasta una tabla rasa puede despertar. Claro que el profesor debe poner corazón, razón, pasión, trabajo e implicación». Como sugiere el Papa Francisco, la cultura del encuentro, la unidad del saber, la generación de una dinámica de convivencia, la educación en lo verdadero, bello y bueno son los caminos a emprender.



La posibilidad de ver en acto lugares donde la libertad es desafiada y donde se favorece la experiencia fue el hilo conductor de los trabajos durante la jornada central del congreso. Fueron muchas las contribuciones y testimonios de experiencias didácticas y de gestión, incluso de otros países, como desde el Colegio S. Tomás de Lisboa o la Luigi Giussani School de Kampala (Uganda) con una conexión en video. O la presentación, por parte de Carina Rossa, del proyecto de Scholas Occurentes, nacido en Argentina bajo el impulso del entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio, cuyo objetivo es favorece la cultura del encuentro y de la realidad, valorando la diversidad, promoviendo los tres lenguajes que tanto le gustan al Papa (corazón, mente y manos), enseñando a los chavales a confrontarse con problemas reales e invitándoles a una contribución concreta.

Mención especial merecen también los talleres, momentos de confrontación y diálogo sobre temas de gestión u opciones didácticas para profundizar en la criticidad y en nuevas oportunidades, con mesas de trabajo temáticas que dieron comienzo a un trabajo de todo un año. Por ejemplo, los jóvenes gestores, recientemente implicados como voluntarios en las juntas directivas del centro. La experiencia, que empezó hace unos meses, propone en el ámbito de la gestión lo que ya sucede desde hace dos años con los jóvenes coordinadores implicados en la dirección didáctica de las escuelas vinculadas a CdO-Obras educativas, y destaca la responsabilidad de continuar una obra manteniendo la originalidad del inicio y actualizándola. «Lo que hemos visto surgir entre nosotros ha sido el deseo de ayudarnos a comprender a fondo las razones», afirma Fabrizio Piccarolo, «qué significa asumir la responsabilidad de una obra educativa comenzada por otros. El sentimiento compartido es el de formar parte de estas obras educativas con gratitud, inteligencia y verdad, y nos anima a ir al fondo de su originalidad y buscar juntos modalidades de gestión cada vez más adecuadas y eficaces para que puedan ser lugares abiertos a todos».



El encuentro final tuvo lugar el domingo por la mañana con Marco Bersanelli, presidente de la Fundación Sacro Cuore de Milán sobre el tema “Trabajar juntos al servicio de un objetivo”. «Creo que el objetivo de nuestras escuelas es ni más ni menos que el objetivo de cualquier otra escuela: educar. Sacar lo mejor de los niños, chavales, adolescentes, de modo que salga a la luz toda su humanidad. Cualquier escuela busca esto. Por eso queremos estar atentos a lo que nos rodea, aceptar todos los desafíos, aprender de los demás. Por supuesto, nuestras escuelas no tienen que ocupar todo el espacio pero sí ser puntos de novedad, disparadores, ejemplos que puedan ser levadura».

Es necesario, añadió Bersanelli, que «los que administran tengan sed de servir y verificar lo que se lleva a cabo en la didáctica, favoreciendo la libertad, la seriedad, la riqueza de ideas nacida de los profesores, que son el terminal último y esencial para que el trabajo se lleve a cabo realmente. Cada chaval es un universo. No podemos pensar que estamos delante de números o estrategias, sino puntos donde el Misterio se hace presente y se hace camino para la sociedad, para el mundo y para todo lo que será el futuro. El niño, el chaval, el hombre, es el objetivo por el que existe el universo entero». Ante un misterio así nos puede temblar el pulso al pensar en la tarea que se asume en una escuela…

Al concluir los trabajos Masi se despidió con un deseo para los participantes. «Llevemos en el corazón los rostros de los que nos han testimoniado la belleza de hacer escuela, porque solo así se puede volver a poner en marcha la creatividad de cada uno y solo así toma vida una obra».