Imágenes del monasterio de Haghartsin en el Meeting (Foto Archivo Meeting)

Un corazón conmovido cambia la historia

En el Meeting una mujer armenia rompe a llorar ante las imágenes de un antiguo monasterio cristiano restaurado por el emir de Sharja. Su video llega a los Emiratos y empieza a suceder algo impensable
Maria Acqua Simi

Hay gestos de una potencia inaudita que pueden cambiar el curso de la historia. Como el discreto llanto de una desconocida, un rostro en medio de la multitud del Meeting de Rímini, mientras escuchaba un encuentro al que le había invitado una amiga. Pero vayamos por partes.

Hace un año el Meeting de Rímini estuvo invitado en la mayor feria de libros del mundo, el International Book Fair de Sharja, en los Emiratos Árabes. Hasta aquí podría parecer una anécdota más. Pero fue el comienzo de algo grande. Si el centro político de Emiratos está en Abu Dabi y el económico en Dubai, Sharja representa la capital cultural de estos siete pequeños pero importantísimos reinos musulmanes. Cuando el año pasado el presidente del Meeting, Bernhard Scholz, viajó a la ciudad con Wael Farouq y otros amigos, surgió una relación llena de estima con Ahmed bin Rakkad Al Ameri, responsable de la Sharjah Book Authority (SBA), y con varios representantes de esta imponente entidad. Hasta el punto de que Al Ameri ha participado en el Meeting.

Impactado por las palabras del cardenal Zuppi, por la curiosidad de la multitud de jóvenes que paseaba por los pabellones (él, que organiza la feria más grande del mundo), se declaró lleno de agradecimiento al participar en el encuentro titulado “Amistad entre culturas, culturas que cuidan la amistad”. Cuando le preguntaron cómo se cultiva el diálogo intercultural en la International Book Fai, Al Ameri explicó que prestan mucha atención a cuidar la memoria histórica y artística. El emir de Sharja, historiador de formación, ha dedicado financiación, por ejemplo, a la reconstrucción del antiguo monasterio de Haghartsin, en Armenia, que estaba parcialmente destruido. «Para él esa iglesia era un patrimonio cultural muy valioso y por eso ha querido restaurarla y hacerla accesible pues el entorno estaba en ruinas», cuenta Wael Farouq.

«Entre el público, mientras corren las imágenes del monasterio armenio, una mujer rompe a llorar. Es de Armenia y estaba en el Meeting invitada casualmente por una amiga. El monasterio que veía en pantalla era “el suyo”. Al acabar el encuentro, aún entre lágrimas, se acercó tímidamente para dar las gracias». Al Ameri se quedó impactado ante la conmoción de esa mujer. Alguien la graba en video y las imágenes llegan hasta el emir de Sharja, Sultán III bin Muhammad al-Qasimi. «Trabajo como auxiliar nativa en la universidad de Ereván y en verano acompaño como guía turística a los visitantes de este monasterio. A todos les cuento quién y por qué lo ha restaurado. Ver hoy en el Meeting esas imágenes me ha conmovido y quiero dar personalmente las gracias a quien ha permitido todo esto, en nombre de mi pueblo». A su vez, a miles de kilómetros de distancia, el emir se conmueve tanto ante el llanto de una mujer cristiana desconocida que enseguida pone sobre la mesa de sus colaboradores la construcción de más iglesias en Sharja.

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«Este emir es un historiador, un intelectual que ha publicado más de 50 libros y entre otras cosas ha financiado la restauración de la biblioteca más antigua de Italia, en Bolonia –explica Farouq–. Es un hombre profundamente enamorado de la historia y cuando ve algo hermoso que se está derrumbando hace todo lo que puede por salvarla. Lo ha hecho en el mundo islámico, pero también ha empezado a hacerlo en el mundo occidental por amor a la historia y a la belleza. Es un hombre que sabe conmoverse y por eso no ha sido insensible al llanto y gratitud sincera de esta mujer armenia. Esa misma noche le dijo a los suyos que tiene intención de trabajar para construir nuevas iglesias en Sharja». Un pequeño gran milagro.