Presentación de la campaña de AVSI en Milán

En los confines del mundo

De Uganda a Ecuador sosteniendo la esperanza de los jóvenes y los que sufren guerras y violencia. La presentación de la campaña de Navidad de AVSI con Davide Prosperi
Matteo Rigamonti

Una posibilidad de ayudar en los confines del mundo. Redescubriendo el origen de una amistad que sigue alimentando una tradición más viva que nunca. Así es la campaña de Navidad de AVSI, una iniciativa promovida por la Asociación de Voluntarios para el Servicio Internacional, cuya campaña 2024/25 se presentó en Milán el pasado 16 de octubre con el lema “Educación es esperanza. Puedes sostenerla con nosotros”. Se trata de una actividad que podría considerarse “hermana” de la campaña Manos a la Obra de CESAL.

En el acto de lanzamiento de Milán participaron la presidenta de la Fundación AVSI, Patrizia Savi, y Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación. «La campaña es sin duda una ocasión para recoger fondos –recordó Savi– pero sobre todo para contar y testimoniar nuestra experiencia, quiénes somos, de dónde venimos y qué novedad de juicio aportamos al mundo». Un concepto de la cooperación que no es hijo de «un enfoque fijado previamente, sino el fruto de una historia de más de cincuenta años que tiene su origen en el encuentro con Luigi Giussani». Y con su idea de educación, que «se da dentro de una relación personal que acompaña a la persona en todos los factores de la realidad» y que se traduce en el «reconocimiento de la dignidad de la persona como algo irreductible» en cualquier circunstancia, donde «se acoge al otro como un bien». Lo que «nos testimonian nuestros cooperantes», desde más de cuarenta países del mundo es que «la gente necesita ayuda material, recursos, trabajo, formación, pero lo que más necesitan es alguien que les haga compañía».

El año pasado, gracias a esta campaña, AVSI recogió casi dos millones de euros que fueron a parar a proyectos repartidos desde Suiza hasta Perú. Este año los proyectos son seis. Entre ellos el Meeting Point International de Rose Busingye con dos escuelas, primaria y superior, dedicadas a don Giussani en Kampala (Uganda). Lugares de educación para cientos de niños y jóvenes, como Priscilla Achan, que siendo huérfana contó con apoyo para sus estudios y hoy es la directora de la Luigi Giussani Primary School, donde también da clase. Este año ha conmovido a los “poderosos de la tierra” en su intervención ante el G7, describiendo cómo «educar consiste en caminar juntos para descubrir el significado de la vida».

Rostros de la campaña (Foto AVSI)

En Ecuador, la Fundación Sembrar apoya a los refugiados venezolanos ofreciéndoles acogida, integración y formación en un país que, según su directora, Stefania Famlonga, «la criminalidad y el narcotráfico están a la orden del día e ir al instituto es un privilegio al alcance de unos pocos, y la universidad un sueño». También está el Centro Edimar de Camerún que ayuda a jóvenes, la Asociación Emaús, entre Ucrania e Italia, que acoge a refugiados de guerra, y los programas educativos del Patriarcado de Jerusalén en Tierra Santa y Palestina. Por último, el Centro Fada2i en un Líbano que atraviesa una grave crisis, promoviendo actividades educativas con la esperanza de que la guerra no bloquee del todo la reconstrucción.

A menudo, en muchos de estos escenarios, igual que en la experiencia de tantos, «el dolor o el mal parecen poder con todo. La desilusión y la tristeza nos paralizan, nos dejan sin esperanza», decía Prosperi después de señalar que esta campaña retoma el tema que ha centrado la propuesta educativa de todo el movimiento de CL desde los ejercicios espirituales de la Fraternidad. ¿Qué es lo que necesitamos? Alguien capaz de afirmar, del mismo modo que Rose con sus mujeres enfermas de SIDA, a las que ha convencido para que se tomen la medicación que antes tiraban a la basura, «el valor de la vida, no solo con palabras sino con un amor gratuito», como el que esta enfermera ugandesa ha recibido y ha sabido devolver a los que tiene al lado. «Esas mujeres han recuperado el valor de su vida por una presencia que les testimoniaba la certeza de que vale la pena vivir, que hay un sentido y que es bueno», concluyó Prosperi. Ahí es donde reside el «nexo profundo entre educación y esperanza». En un «verdadero encuentro, capaz de cambiar la vida». También con las iniciativas de la campaña de Navidad, porque esta es una «historia que no se queda en un hecho del pasado, sino que es una comunión vivida». Vivida en primera persona, con protagonismo.