AVSI trabaja en el Líbano desde 1996 (Foto AVSI)

En el Líbano también puede aflorar la paz

Jihane Rahal, que trabaja en AVSI en el País de los Cedros, cuenta las dificultades de un país que vive al borde del abismo, pero en un camino de bien que «nos pone a prueba con toda nuestra humanidad»
Maria Acqua Simi

La Suiza de Oriente Medio. Así llamaban al Líbano hace años por su riqueza y por su capacidad de diálogo en medio del caótico contexto oriental, pero ya queda muy poco de aquello. Sin presidente de la República desde hace más de un año, sumido en una crisis económica que se remonta a hace años, este país sufre la presión de millones de refugiados procedentes de Siria, Iraq y Palestina. Las divergencias con sus vecinos israelíes, que se han intensificado en el llamado País de los Cedros coincidiendo con el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre, no facilitan las cosas. Sin embargo, hay quien todavía apuesta por el Líbano, y lo hace con convicción. «Mi país es bellísimo, aunque viva atormentado. La situación política está estancada, hay muchas dificultades y problemas, sobre todo desde la explosión en el puerto de Beirut y el endurecimiento del conflicto en nuestras fronteras. Pero el pueblo libanés es resiliente, generoso, todavía tiene ganas de construir algo bueno y en AVSI apostamos por ello». Son palabras de Jihane Rahal, ítalo-libanesa que desde 2014 vive en Beirut dedicada a la comunicación en la Fundación AVSI para toda la zona llamada MENA (Medio Oriente y Norte de África).

«Estas semanas hemos sido puestos a prueba porque nuestro equipo está formado mayoritariamente por libaneses y hay mucha agitación por todo lo que está pasando entre Israel y Hamás. Surge la tentación de ponerse de un lado u otro, pero el verdadero desafío es buscar la paz, también y sobre todo en el diálogo entre nosotros, con toda nuestra humanidad. Nuestra contribución empieza ahí: tomando en serio el deseo de justicia y de verdad que tienen todos y encauzarlo en una senda de bien. Nuestra tarea no consiste en exacerbar la violencia sino en estar al lado de los que sufren y ayudarlos, independientemente de sus convicciones religiosas o políticas. Atendemos a todos: libaneses, refugiados sirios, palestinos… No resolveremos las guerras, ojalá tuviéramos ese poder, pero qué satisfacción da ver estudiando a niños que ya no tienen escuelas y acompañarlos, o ver a hombres y mujeres que redescubren su propio valor volviendo al mundo laboral».

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Las actividades de AVSI en el Líbano son muchísimas. La ONG está presente aquí desde 1996 y en este tiempo ha acompañado y apoyado a casi 200.000 personas. Ha trabajado en campos de refugiados palestinos, ha apoyado la reconstrucción tras la terrible explosión en el puerto de Beirut en 2020, ha promovido intervenciones de cash for work, que permiten a sus beneficiarios desarrollar trabajos de utilidad pública a cambio de un sueldo digno. Como la agricultura es una de las principales fuentes de ingresos del país, AVSI apoya a varias escuelas agrícolas estatales y también varias start-up, así como agricultores y cooperativas libanesas mediante cursos de formación. Pero eso no es todo. «En la llanura de Marjayoun, AVSI organiza actividades educativas y de apoyo psicosocial para niños sirios y se encarga de repartir bienes de primera necesidad –continúa Jihane–. Ahora que las aguas están agitadas, hemos tenido que suspender temporalmente las actividades de nuestro centro multifuncional, creado para responder a las necesidades concretas de las comunidades del sur del país. Pero continuamos online y es conmovedor ver cómo, a pesar de que la electricidad va y viene, las familias intentan conectarse. Así enseñan a sus hijos que estudiar y tener curiosidad es bueno y que las dificultades se pueden superar estando juntos. Eso también es un inicio de pacificación».