Presentación en Roma, 11 de octubre de 2023 (Romano Siciliani/Fraternità CL)

Humanidad “aumentada” fruto de una educación

Se ha presentado en Roma el tercer volumen de la serie dedicada al fundador de CL por el centenario de su nacimiento. Dialogan sobre “don Giussani educador” monseñor Paolo Pezzi, Giorgio Chiosso y Carmine Di Martino
Alessandro Banfi

Un despertador que hace tic tac, tic tac. Un niño que se ha quedado solo en casa con su hermana mayor, que lee en otra habitación. El niño decide ponerse a desmontar el despertador para ver cómo está hecho y cuál es el secreto que esconde ese ruido, esas manecillas, esa precisión… Pero la historia no acaba bien. Tampoco el despertador, desmontado en mil piezas que acaban esparcidas por todas partes, sobre la mesa y por el suelo. El niño llora porque no sabe volver a montarlo y no entiende nada… Monseñor Paolo Pezzi, arzobispo metropolita de la Madre de Dios en Moscú, es quien hace sonar (metafóricamente) ese despertador, que recuerda a un ejemplo similar de Luigi Giussani. «Es fácil deshacerlo todo –dice monseñor Pezzi– pero la realidad no nos deja en paz. Para construir hace falta en cambio un significado, como decía Giussani».

Estamos en una velada organizada por el Centro Internacional de Comunión y Liberación de Roma y en esta metáfora el despertador es la realidad. De hecho, el título coincide con el libro que se presenta, Introducción a la realidad total. Ensayos sobre el pensamiento pedagógico y social de Luigi Giussani, recién publicado por Bur Rizzoli. Presentados por Andrea D’Auria, responsable del Centro Internacional, participan el ya citado monseñor Pezzi; Giorgio Chiosso, profesor emérito de Pedagogía en la Universidad de Turín; y Carmine Di Martino, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Milán y coordinador del libro (el tercero de una serie dedicada al pensamiento de Giussani). En el centro de las tres intervenciones, las enseñanzas del sacerdote lombardo, que fue un verdadero maestro para miles de jóvenes y que también razonó teóricamente sobre la educación, dejando un pensamiento bien estructurado sobre este tema.

Por la izquierda, monseñor Paolo Pezzi, Andrea D'Auria y Carmine Di Martino. En la pantalla, Giorgio Chiosso (Romano Siciliani/Fraternità CL)

Volviendo al ejemplo inicial, monseñor Pezzi siguió desarrollando el primer punto de su intervención. «Para comprender la realidad, decía Giussani, la razón necesita un punto de fuga que la exceda. Necesita un significado. ¿Pero cuál es el problema del significado? El problema del significado es que no te lo das tú solo. Es algo que debes descubrir o, mejor, algo que se te debe comunicar». El segundo punto de la descripción propuesta por Pezzi se refería al concepto de síntesis, recordando la experiencia del raggio y la famosa síntesis final que don Giussani siempre pedía a quien guiaba el encuentro. «Decía que había que arriesgar porque si no llegas a una conclusión, aun imperfecta, partiendo de lo que has vivido, no te llevas nada a casa, no te llevas a casa literalmente nada». La educación no es ante todo una acumulación de nociones, ideas y opiniones, sino una experiencia significativa. Llegando así al tercer paso de la exposición. Giussani te sumergía en la realidad, casi en un cuerpo a cuerpo, sin dejar fuera nada. De este modo va tomando forma la definición sintética del jesuita austriaco, consultor del Concilio Vaticano II, Josef Andreas Jungmann, que tanto le gustaba al cura de Desio y que da título al libro: «La educación es la introducción en la realidad total». Pezzi añadió un apunte personal. «Esta introducción es una comunión, es decir, una relación amorosa, me atrevería a decir que casi es una relación esponsal. El eco que tiene en mí la aventura educativa, con el impacto que me causó don Giussani, es este aspecto afectivo, relacional, esponsal, de mi relación con la realidad del ser».

El profesor Giorgio Chiosso tuvo que conectarse desde Turín debido a un problema de salud. Ofreció un lúcido análisis del libro Educar es un riesgo, donde aprecia la visión de un mundo que reduce la educación a entrenamiento. «Una verdadera educación genera ideal, dinamismo, compromiso, voluntad de cambio, apertura a otros temas. Las convicciones de Giussani, maduradas hace más de medio siglo, siguen teniendo a mi juicio una gran actualidad». Según Chiosso, Giussani concebía la educación como ayudar al hombre «a descubrir su propia humanidad cuidando de su corazón y, en consecuencia, a experimentar una libertad que es la vía maestra para entrar en la totalidad en la que estamos inmersos, y que el hombre está llamado a identificar». Un «viaje educativo» que el pedagogo de Turín describía como «un cuadrilátero» marcado por etapas: «la realidad en la que se crece, la experiencia que se vive, el contexto que ofrece la tradición y el maestro que la representa, indicando un primer significado con el que medirse, y la libre elección por parte del joven». La de Giussani es una propuesta que se distancia de los dos principales modelos educativos que prevalecen en la sociedad actual, como dice Chiosso. «Si el primero reduce lo humano a los límites de una planificación existencial que asegure bienestar, alta capacidad de producción y orden social», el segundo se refiere a «un proceso de acumulación de múltiples experiencias de entre las que importan sobre todo las experiencias auto-educativas, sin necesidad de adultos», acompañándose así «fatalmente hacia el nihilismo». Son dos itinerarios que parecen inevitables en un pensamiento moderno que tiende a excluir «todo lo que trasciende lo humano: naturaleza o Dios», donde «la experiencia humana carece de cualquier punto de apoyo. Sin la percepción y el reconocimiento del Misterio que habita en nosotros y en los demás, no hay experiencia humana, ni tampoco se dan los presupuestos básicos de la libertad».

La presentación en el Centro Internacional de CL en Roma (Romano Siciliani/Fraternità CL)

El encargado de cerrar la velada fue Carmine Di Martino, que partió del nervio central. «Lo que me gustaría destacar es que en la raíz de la pedagogía giussaniana está la intuición del Hecho cristiano como realidad presente aquí y ahora, la concepción del cristianismo como acontecimiento, que sucede y nos sorprende hoy con el rostro de la compañía que ha nacido de Cristo y que ha llegado hasta nosotros, la Iglesia, su cuerpo, como modalidad de su presencia hoy, hecha de personas de carne y hueso, guiada por el obispo de Roma». Según Di Martino, «ahora vuelve a proponerse clara y decididamente el núcleo esencial del cristianismo que en Giussani se ha convertido en método de educación en la fe, genialidad pedagógica, arte de dar pasos. Si seguimos siendo fieles a las connotaciones originales del anuncio –Dios se ha hecho acontecimiento en la historia–, lo que pasó hace dos mil años, el camino humano y de fe de los apóstoles con Jesús, no es solo una experiencia del pasado, sino una experiencia posible en el presente: la misma experiencia, la misma pedagogía, los mismos pasos». Sin embargo, cuando el cristianismo no se propone con toda su originalidad, «todo se vuelve metafórico o intimista: la presencia, el encuentro, el asombro, el seguimiento… y la pedagogía de la fe no puede desarrollarse adecuadamente, no puede ser la misma de hace dos mil años y se reduce fácilmente, por ejemplo, en sentido doctrinario o moralista, o bien subraya los modelos socio-pedagógicos y psicológicos en boga».

LEE TAMBIÉN – La guerra en Israel y el corazón de Tamara

Tras este íncipit “esencial”, Di Martino dio otros pasos. El último, no por ello menos importante, citaba una frase de Giussani en De la utopía a la presencia: «Todo lo que es verdaderamente humano es fruto de una educación». ¿De dónde puede nacer una afirmación tan fuerte? «El hecho de que lo humano sea al mismo tiempo un presupuesto y un resultado es que emerge en la medida de la provocación que recibe». Por eso no da igual la educación que tengamos, «el tipo de encuentros que acompañen la emergencia de lo humano en nosotros». ¿Cuál es la provocación que pone en marcha nuestra humanidad? «El encuentro con su origen y destino encarnados, es decir, con el acontecimiento de Cristo como una realidad presente aquí y ahora». Por tanto, concluye, «toparse con una humanidad “aumentada” por esa provocación es lo que puede permitir que hoy se vuelva a descubrir, de forma persuasiva y vital, el cristianismo, cambiando la mirada con que se le mira».