Un dibujo de Ivanka donde una mujer da unas semillas a un soldado: «Guárdalas en el bolsillo, así cuando mueras crecerán girasoles en tu tumba»

Canadá. «Mis dibujos, para mi querida Ucrania»

Es ilustradora de origen ucraniano en América del Norte. Ante la guerra, Ivanka decide ayudar a sus compatriotas vendiendo su trabajo para «representar la realidad de la esperanza» y que «el mal no tiene la última palabra»
Ivanka Galadza

Cuando estalla una guerra en tu patria, a casi 6.500 kilómetros de distancia, ¿qué haces? Desde que Rusia atacó Ucrania el 24 de febrero, muchos ucranianos, y también no ucranianos, han colaborado en la ayuda humanitaria como voluntarios en primera línea, recogiendo bienes de primera necesidad, dando refugio a los que huían, firmando peticiones o recaudando fondos como podían.

En mi caso, como artista ucraniana-canadiense, decidí ilustrar y vender una serie de dibujos cuya recaudación se destinará a ayudar a los que han tenido que huir a países cercanos y también para los que se han quedado en Ucrania.

Como cristiana, mi sentido de responsabilidad artística es aún más fuerte. En todo caso, el arte es una respuesta a la vida. Un artista responde a lo que le rodea y el arte tiene la capacidad de iluminar ese ámbito de un modo nuevo. Como artista cristiana, tengo un gran deseo y siendo una seria responsabilidad de compartir la verdad con esperanza y fijar mi mirada en Aquel que es la Verdad y la fuente de mi esperanza.

En su libro La belleza desarmada, Julián Carrón dice que «ayudarse a tener una mirada verdadera a la realidad, a las circunstancias que vivimos, es el primer gesto de amistad para vivir como hombres ante las necesidades del mundo».

Cuando empezó la guerra, veía en las noticias y en las redes sociales muchas historias de civiles ucranianos, ciudadanos normales, que expresaban su capacidad de resiliencia ante la invasión y la ocupación militar. Decidí hacer un dibujo de una de esas historias, donde una mujer se acerca a un soldado y le dice: «Guarda estas semillas en el bolsillo, así cuando mueras crecerán girasoles en tu tumba».

Esta historia ya se ha convertido en una leyenda que la gente interpreta de muchas maneras. Yo decidí representarla de tal manera que enviase un mensaje de esperanza más que de miedo. No quería ocultar el sufrimiento de esta mujer porque, como dice Carrón, la amistad es ayudarse a tener una mirada verdadera a la realidad, lo que incluye tanto el bien como el mal.

Así he podido centrar mi atención en la realidad de la esperanza que representa esta historia. Con girasoles dorados que nacen de una tierra teñida de sangre. Con la vida que brota de la muerte. Porque la esperanza no solo significa optimismo. La esperanza es mirar tanto la belleza como el horror y seguir siendo capaces de ver la posibilidad de redención gracias a Cristo, a lo que Él ha hecho y sigue haciendo.

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Esta esperanza también nos puede ayudar a reír frente al mal. El papel de muchos dibujantes políticos, por ejemplo, consiste en poner en evidencia las mentiras y la corrupción de nuestro mundo, no para iluminar el horror sino para recordarnos que el mal no tiene la última palabra. Citando una frase que oí una vez, «el diablo lleva pistola pero no tiene balas». Sabemos que mediante la muerte y la resurrección de Cristo, la muerte y todos sus aliados han sido derrotados. Como cristianos, y como compañeros que caminan junto a los que sufren en Ucrania en este momento, recordemos la finitud del mal y la realidad de la esperanza.
Publicados originalmente en la revista Love Is Moving