Sabino Cassese durante el encuentro

Cassese. «Necesitamos ser comunidad»

Un encuentro, mejor dicho, un diálogo online entre varios estudiantes y el juez emérito del Tribunal Constitucional italiano. De fondo, una pregunta: «¿Se puede tener esperanza en el futuro?»
Irene Alisei

Nunca nos hemos visto en persona. Diez minutos por Skype hace un par de meses para una entrevista sobre la crisis política que llevó a la caída del último gobierno italiano. Pero eso fue suficiente para que Sabino Cassese, juez emérito del Tribunal Constitucional me impactara hasta el punto de proponer un encuentro público con él en el Centro Cultural Leopardi de Recanati. Para buscar algo de claridad en un momento en que se habla mucho de “reconstrucción” y necesitamos más ejemplos positivos que nunca.

Desde hace años, todas las semanas entrevisto en el canal televisivo en que trabajo a economistas, expertos analistas de finanzas y políticos de todo tipo. Un flujo continuo de opiniones, tomas de posición, lecturas más o menos centradas en los desafíos que apremian y que sobre todo en los últimos meses ha tenido que afrontar nuestro país. Luego, en un momento en que la confusión parecía más extendida pero al menos la dirección política parecía aclararse, tuve la posibilidad de dialogar con Sabino. Nacido en 1936, con sus auriculares y preparado para el directo televisivo que estaba a punto de empezar. En esa ocasión hablamos de lo que significa el bien común, de la posibilidad de recuperar el “espíritu de la Constituyente” y de la necesidad de buscar nuevos “sastres” en política, que no se limiten a coser los rotos sino que sepan tejer, es decir, reconstruir.

Asamblea Constituyente italiana

Un personaje que lleva en el corazón lo que dice, uno de los fundadores de una escuela de política, apartidista, dedicada a la formación de los jóvenes en el ámbito cultural y social. Una figura, en definitiva, que me pareció muy interesante por el pedazo de mundo y de historia que le ha tocado vivir y con el que deseaba “reencontrarme” y darlo a conocer a los que comparten este deseo conmigo, mis amigos del Centro Cultural de Recanati.

“Las magníficas y progresivas suertes”, citando un verso del poema leopardiano La retama, era el título en que Cassese aceptó participar y que se emitió en directo por YouTube el 4 de marzo. Hablamos de desafíos presentes y «esperanzas razonables» en el futuro, como las llama Cassese en su último libro Una volta il futuro era migliore (Cuando el futuro era mejor, ndt). No se trató de un debate ni de una ponencia, ni mucho menos de una lección magistral. Lo que se dio con el profesor Cassese fue, igual que en nuestra primera entrevista, un diálogo. Pero esta vez los que tomaban la palabra para plantear sus preguntas eran una decena de jóvenes de bachillerato y universitarios, conectados desde diversas regiones italianas.

Urgencias sinceras, las suyas, que brotaban de alguien que se siente herido por la soledad que genera el aislamiento y por no poder ver a sus amigos, o de una reflexión en clase sobre el tema de la justicia con su profesora de Lengua, o más comúnmente del miedo a no encontrar un trabajo para el que se está estudiando: «¿Cómo será volver a la normalidad? ¿Cómo es posible perseguir el bien común? ¿Cómo recuperar la confianza en la política?». En definitiva, «¿Se puede tener esperanza en el futuro?». De ahí surgió un intenso toma y daca entre los llamados “millennials” o “generación Z” y alguien que nació antes de que viera la luz esa misma Constitución de la que hoy es custodio.

Cassese nos enseñó que para comprender lo que significa realmente preocuparse por el bien común, hay que ser conscientes de la diferencia entre interés individual e interés colectivo, y que para intentar reconstruir una normalidad post-emergencia hay que volver a preguntarse sobre el significado de “sociedad” y “comunidad”, que tiene mucho que ver con la sociabilidad que tanto nos falta. «La respuesta consiste en ser menos Gesellschaft y más Gemeinschaft, menos sociedad y más comunidad», afirmó Cassese. Porque la sociedad puede estar compuesta por individuos con poco o nada en común, mientras que lo que más necesitamos ahora es ser comunidad, es decir, una colectividad cohesionada compuesta por personas que dialogan entre sí.

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Entonces, ¿qué hacer para “cultivar esperanzas razonables”? Según Cassese, sobre todo estudiar, porque de eso depende el porvenir de cada uno. Usar bien el propio tiempo y elegir a un maestro, que no sea simplemente un enseñante del que aprender sino más bien una figura en la que inspirarse. Algo parecido a los gigantes a los que aludía Bernardo De Chartres, sobre cuya espalda podemos ver más y más allá. «En absoluto debido a nuestra agudeza visual ni a la altura de su cuerpo, sino porque somos elevados y llevados a lo algo, a la altura de los gigantes». Solo tenemos que estar dispuestos a subir y mirar.