«¿Qué puede colmar este abismo en la vida?»

El capítulo 2 del libro de Julián Carrón Un brillo en los ojos - ¿Qué nos arranca de la nada?, que irá adjunto a la revista Huellas de julio/agosto
Julián Carrón

«¿Qué nos arranca de la nada?». Esta pregunta que hemos situado en el centro de nuestra atención es fundamental. En el inevitable drama de la vida, ¿cómo podemos no sucumbir a nuestra vulnerabilidad y a nuestra impotencia? ¿Qué puede responder al vacío de sentido? El impacto provocado por el coronavirus, que nos ha sacudido a todos haciéndonos temer por nuestras vidas, ha vuelto más aguda si cabe esta pregunta, poniéndonos en las mejores condiciones para examinar con mayor claridad los intentos de respuesta.

1. Intentos insuficientes

a) Argumentos que ya no convencen a nadie
Algunos creen que basta con un discurso para vencer el desafío de la nada que avanza. Pero tal como nos muestra nuestra experiencia, los meros discursos no bastan. Un pensamiento, una filosofía, un análisis psicológico o intelectual no son capaces de poner en marcha nuevamente lo humano, de volver a alentar el deseo, de regenerar el yo. Las bibliotecas están llenas de todo ello, y con internet todo está al alcance de la mano, pero la nada se extiende igualmente. De esta insuficiencia llegamos a ser conscientes en la medida en que prestamos atención a lo que se agita en lo más íntimo de cada uno de nosotros. «En el ser humano está en juego algo que se oculta, se suprime, se ignora, se tergiversa. ¿Cómo penetrar en semejante coraza, y cómo saber si es esta su aspiración última? Implicados en el estudio del comportamiento humano, con demasiada frecuencia soslayamos el extravío humano».
¡Qué inútiles son tantas de las palabras que escuchamos e incluso decimos! Lo denuncia Shakespeare con un estilo incisivo. «Sabe hablar sin parar sin decir nada. Su conversación se asemeja a los granos de trigo que se hubiesen perdido en dos fanegas de paja; buscaríais todo un día antes de hallarlos, y cuando los hubierais hallado, no valdrían el trabajo que os había costado vuestra rebusca». La razón puede divagar con argumentaciones carentes de contenido real. «La inteligencia […] se ve siempre tentada de desviarse hacia un juego de conceptos por los que se deja fascinar sin darse cuenta de que, de este modo, ha roto el vínculo que la une con la realidad»…