El encuentro en Monterrey

México. Una fe capaz de abrazar al que es distinto

Crónica de la presentación en Monterrey del libro ¿Dónde está Dios? con Julián Carrón, Inés Sáenz y David Noel Ramírez, profesores universitarios, y con la periodista Josefina Herrera

¿Dónde está Dios? Esta pregunta nos desafía en medio de las circunstancias que vivimos en nuestra ciudad y en nuestro país, sobre todo ante las más dolorosas, de violencia, desigualdad, estrés, soledad, que vemos diariamente en las noticias y en nuestra realidad contingente.
«En este tiempo de cambios, es importante descubrir cuál es el papel de la fe, cuál es el papel de cada creyente que responde con fidelidad a Jesucristo». Esta fue la exhortación de monseñor Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana, mediante un video que invitaba a la presentación de este libro.

El acto reunión a casi doscientas personas el pasado 18 de febrero en Monterrey para presentar el libro ¿Dónde está Dios?, una conversación de Julián Carrón con Andrea Tornielli.
Lo presentó el propio Carrón, que visitaba Monterrey por primera vez, en una mesa redonda con Inés Sáenz, directora de la Escuela de Disciplinas Humanísticas del Instituto Tecnológico (TEC) de Monterrey, David Noel Ramírez, director emérito del TEC y la periodista Josefina Herrera, coordinadora del noticiario Enfoque Noticias.

«Es sencillo: si Dios no existe, no puede existir», le dijo a Josefina una colega al ver el título del libro. En las crónicas diarias vemos que nuestra realidad está marcada por la violencia, el tráfico de drogas, los asesinatos de mujeres y la desaparición de personas. ¿Cómo podemos encontrar a Dios en medio de comunidades destruidas?

Este libro invita a redescubrir la fe en el despertar de la conciencia, de la realidad, para responder a esa pregunta en primera persona.

Por la izquierda: Josefina Herrera, Inés Sáenz, Julián Carrón y David Noel Ramírez

«Acepté presentar este libro con un poco de temor, porque normalmente no suelo leer libros religiosos ni domino estos temas. Pero el título llamó mi atención porque no es una afirmación sino una pregunta que he empezado a plantearme», dijo Inés Sáenz. «Hoy vemos a jóvenes que dejan la Iglesia porque no encuentran un testimonio. Después de leer este libro, he entendido que es posible pasar de una Iglesia sacramentalista a una Iglesia que vive la experiencia de Dios presente, que testimonia la alegría que deriva de vivir esta experiencia», afirmó David Noel. «Sin esta experiencia, la Iglesia no tiene ningún interés».

¿Pero cómo llegar a vivir una experiencia así? ¿Qué puede provocar a nuestra libertad para ponerse en marcha de esta manera? ¿Cómo podemos ver a Dios en nuestra experiencia si parece invisible, como un fantasma? Carrón propuso una analogía para empezar a responder a estas preguntas. «El amor es invisible e intangible, pero cuando hay amor lo sabemos muy bien. Podemos verlo en el rostro de personas enamoradas y en sus acciones. Del mismo modo, se puede ver a Dios topándose con la intensidad con que una persona vive, mira, se mueve. Dios es invisible pero se ha hecho carne. Lo encontramos cuando vemos personas cambiadas, cuyo cambio no se puede explicar por razones humanas».

Del mismo modo que no existen cursos universitarios que enseñen cómo enamorarse, el cristianismo tampoco se puede inculcar, adoctrinar. El cristianismo solo se puede encontrar, sencillamente sucede, es un acontecimiento.
Recordó a las mujeres que vivieron la fe a partir de su feminidad en su relación con la realidad, como Edith Stein que, viviendo en un campo de concentración, desafió todo su dolor viviendo determinada por la positividad que brotaba de su conciencia de la manifestación de Dios en la naturaleza.

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Encontrarse con la experiencia de personas como Edith o tantas otras, que miran la realidad con ojos distintos, nos permite ver que Dios existe, no porque no sucedan cosas feas o dolorosas, sino porque ese dolor se puede vivir de otra manera. Inés reconocía haberlo podido ver en casas de acogida de migrantes que se han abierto en los últimos años en Monterrey por parte de comunidades cristianas. En estos ejemplos concretos en nuestra ciudad, hemos visto cómo la fe permite amar al otro y abrazar sobre todo al que es diferente. «Lo que más me ha llamado la atención es que el libro me ofrece la propuesta de una fe que no es restrictiva, legalista, corporativa sino una experiencia de apertura al otro, que abraza, que provoca a ponerse en marcha», añadió Inés.

Este libro invita a todos, creyentes o no, a un camino persona, a pararse un momento y descubrir la esencia de la fe que normalmente se reduce a meros discursos e ideologías. «La respuesta que he encontrado es un camino de fe aquí y ahora, donde me puedo encontrar con esta presencia de Cristo. Esta provocación para mí es un gran desafío», concluyó Inés.
La conversación entre los ponentes en el escenario continuó en el atrio del auditorio, donde los participantes siguieron compartiendo experiencias y preguntas que nacían de esta pregunta esencial en nuestra vida.