Marta Busani y el padre Antonij Kovalenko (Foto: Kirill Kanin)

La libertad de don Giussani caldea Novosibirsk

En la capital siberiana, un encuentro sobre el método educativo de CL. Un sacerdote ortodoxo, un historiador, una socióloga y la fundadora de un colegio dialogan sobre un tema que interesa a muchos. Y que, para la sociedad rusa, es una herida abierta
Veronica Mussi y Sara Zoffoli

«Hoy he participado en el encuentro “Educación, tradición y libertad” organizado por la Universidad abierta de Novosibirsk. ¿Me ha gustado? No, lo siguiente. Una posibilidad muy bonita de escuchar a personas fantásticas hablando de forma relajada y tranquila de lo que más me preocupa. Me ha gustado sobre todo ver que compartimos la misma mirada. Estoy agradecido a los organizadores y a los asistentes». Esta es la publicación en Facebook de Antonij, uno de los ponentes del encuentro organizado el martes 23 de abril en una librería del centro de Novosibirsk. El padre Antonij Kovalenko es un cura ortodoxo. Al encuentro invitaron también a un historiador, una socióloga y una directora fundadora de uno de los colegios más prestigiosos de la capital siberiana, la tercera ciudad de Rusia, profundamente secularizada, donde viven alrededor de dos millones de personas. La intervención central que dio pie a las demás contribuciones fue la de Marta Busani, joven investigadora de la Universidad Católica de Milán, autora de Gioventù Studentesca. Storia di un movimento cattolico dalla ricostruzione alla contestazione. Tema: "El método educativo de don Giussani". El moderador del encuentro fue Aleksandr Bajanov, director general de Taiga.info, la principal web siberiana de información.

Para Rusia, que todavía sufre la influencia de una mentalidad soviética, educación, tradición y libertad son conceptos extremadamente importantes, más aún cuando el hombre contemporáneo no tiende a concebirlos vinculados. «Luigi Giussani lo apostó todo por la libertad de los jóvenes», afirmó Bajanov en la introducción. «Solo de esta forma se puede educar el hombre: a través de la experiencia, en el impacto con la realidad. La tradición es la condición necesaria tanto en la sociedad occidental como en la rusa, pero solo se entiende a través de la experiencia personal». Marta Busani destacó la novedad del enfoque de Giussani. «Es necesario educar no partiendo de lo que los jóvenes deberían ser, sino de lo que son: deseo de felicidad. La originalidad de Giussani está justo en su método. No se inventó una nueva técnica para volver a plantear un contenido viejo. Junto a sus alumnos, recorrió un camino de conocimiento para captar en el presente la actualidad de la tradición. Y provocó la libertad de los chavales para que pudieran entender por su cuenta lo que es útil y lo que no lo es».

Los ponentes durante el encuentro sobre el pensamiento de Luigi Giussani

Frente a esta provocación, los otros ponentes presentaron sus reflexiones. El padre Kovalenko subrayó que la libertad es la palabra que más asusta en nuestra sociedad, incluso en la misma iglesia, porque es muy difícil entender qué hacer con ella y cómo hablar de ella. Es mucho más sencillo imponer al hombre los límites y obligaciones prefijados. El sacerdote desveló las preguntas más profundas que agitan su consciencia y que se volvían a despertar en ese momento: «¿Cómo comunicar a los hijos y a los jóvenes lo que llevamos en el corazón? ¿Qué idioma hablar para llegar hasta ellos? No lo sé».
El historiador Dimitri Cholyavcenko se preguntó si existe o no un espacio donde no nos engañemos a nosotros mismos, donde no sustituyamos la libertad con la moral, con las ideologías, los mitos, el consumismo. «¿Qué libertad puede haber si no podemos distinguir el bien y el mal? Incluyendo nuestro pasado. ¿Qué ha supuesto para la historia rusa, por ejemplo, el estalinismo? Vivimos en una época de confusión, donde no tienen ningún significado ni la memoria histórica ni la experiencia personal, sino que dominan solo las abstracciones. Este es uno de los pecados más grandes de la época contemporánea: negar la realidad. Por miedo, por falta de afecto a sí mismo, el hombre no se reconoce como persona. Por esta razón, en nuestra sociedad, sale a la luz el deseo de excluir totalmente el factor humano. La educación se sustituye con un procedimiento, gracias al cual pensamos poder conseguir, sin duda, un resultado. Este es un procedimiento básico que supera los límites del ámbito de la educación y llega a afectar las relaciones entre personas».
La socióloga Irina Skalaban, profesora de Antropología social, reconoció en cambio el valor de la propuesta educativa de Giussani en el deseo de proporcionar a los jóvenes un método con el cual poder juzgarlo todo. Luego confesó que, tras acabar la Facultad de Pedagogía, y aunque se supiese todas las teorías y metodologías educativas, se vio perdida y, con el paso del tiempo, se dio cuenta de que lo que educa de verdad es el encuentro con personas significativas. Svetlana Gol'zer, que ha fundado uno de los colegios más importantes de la ciudad, a raíz de la intervención sobre el método de don Giussani, señaló que, para ser libres, hace falta cambiar la mirada y empezar a mirar la vida no como un problema sino como una tarea.



Las preguntas del público y las reacciones tras el encuentro estuvieron marcadas por la conmoción y el agradecimiento. El relato del carisma de Giussani consiguió hablar, sin filtros ni premisas, a cada uno. La edición en ruso de Educar es un riesgo arrasó. Alguien pidió profundizar en su conocimiento del movimiento. Una profesora dio las gracias a Marta Busani diciendo: «He respirado a pleno pulmón porque, aunque con mis alumnos no tenga la libertad de decir muchas cosas, al escucharte he entendido que basta con que yo esté viva, que yo sea feliz para que esto se trasmita a ellos, para que yo les pueda educar».

Cholyavcenko, agnóstico, el único de los ponentes que, por su amistad con Bajanov, ya conocía la figura de don Giussani, escribió unos días después: «El valor más grande de este encuentro ha sido la oportunidad de un diálogo real y libre sobre los temas que interesan no solo a los miembros de CL o a las personas que trabajan en el ámbito de la educación, sino también a un amplio abanico de la sociedad laica de Novosibirsk, capaz de reconocer la “pobreza de espíritu”, el desmoronamiento de los valores, la exigencia de libertad, y la necesidad y búsqueda de la felicidad. Lo que he escuchado de don Giussani ha generado un eco tan fuerte en las personas que estaban presentes que ha permitido afrontar todas las cuestiones propuestas en su verdadera esencia, liberando, ya durante el encuentro, a la gente de sus prejuicios. Esos prejuicios hacia las personas creyentes, que son el elemento más arraigado en la sociedad contemporánea rusa. Los que acudieron al encuentro han descubierto una página en la que razón, fe y libertad no se contraponen, sino que se convierten en el elemento fundamental para la experiencia personal de cada uno de nosotros».



El padre Antonij, después del encuentro, contó que un día había asistido a una misa católica, y en aquella ocasión se dio cuenta de la unidad sustancial entre católicos y ortodoxos. Y añadió que esa noche, escuchando a Busani, había vivido la misma experiencia y deseaba que se organizaran más momentos como este. Poco después, delante de los paneles de la exposición sobre don Giussani, volvió a percibir esa fuerte consonancia entre el sacerdote católico milanés y el teólogo ortodoxo Antonij de Suroz, y propuso preparar una exposición sobre ambas figuras en su parroquia.

Roman Shamolin, director de la Universidad abierta, ateo, que a raíz de la intervención de Marta Busani preguntó: «Si para Giussani todo se juzga partiendo del corazón, ¿no existe el riesgo de vivir en el caos?», al día siguiente escribió en Facebook: «A propósito del encuentro con la encantadora Marta y el proyecto espiritual "Comunión y Liberación" de Luigi Giussani, la razón ha dado nueva vida a mis preguntas. La experiencia privada de contacto con el espíritu es un conjunto de banalidades. Por muchas cosas que vivas, por muchas cosas que pruebes, no puedes libertarte de la superficialidad de lo cotidiano. Una doctrina del espíritu que no impregna nuestra experiencia es un idioma que nos es ajeno: por mucho que puedas repetir las palabras, nunca encontrarás el significado en ellas. Sin embargo, si la experiencia y el espíritu coinciden, entonces es posible empezar a responder a todas tus preguntas fundamentales. Gracias a todos los que han reflexionado sobre esto y lo han puesto encima de la mesa. Y a Aleksandr Bajanov, todo mi respeto».