«La esperanza está en la conciencia de haber sido preferidos por el Misterio»

Mensaje de Julián Carrón a los amigos de Comunión y Liberación de vacaciones en Hong Kong los días 10-12 de noviembre de 2018
Julián Carrón

Queridos amigos, al no poder estar con vosotros estos días, os mando un saludo y una invitación: al comienzo de estas vacaciones, os pido que estés agradecidos por el hecho de estar juntos. No lo deis por descontado. No habéis hecho nada para estar ahí, solo habéis dicho que sí a una iniciativa de Dios hacia cada uno de vosotros. No ha sucedido por casualidad, es una gracia, un don que se da antes que cualquier iniciativa o mérito vuestro. Esto es lo que llena nuestra vida de esperanza. Abrahán, Juan, Andrés y Pedro fueron elegidos. Eran gente como nosotros, personas normales que fueron alcanzadas por una preferencia del Misterio.
Por eso las vacaciones son una ocasión preciosa para ayudaros a reconocer este hecho: hemos sido elegidos. Si se pierde esta primera evidencia, todo empieza a volverse oscuro, en nuestra vida y a nuestro alrededor.

El Señor ha hecho que encontréis una «extraña compañía». ¿Para qué? Para enseñaros un método que os permita no perder la vida viviendo. Uno de los dones más grandes que he recibido de don Giussani es un método para caminar. Por eso le decía: «Siempre te estaré agradecido porque, desde que te conocí, he podido hacer un camino, un camino humano». Y así pude descubrir la pertinencia de la fe a las exigencias de la vida. La descubro cada día viviendo las circunstancias a través de las que el Señor me hace pasar.
Cuando la confusión es grande, cuando la incertidumbre provoca miedo, resulta evidente que sin un método no podemos evitar el escepticismo y, al final, el nihilismo: parece que no queda nada de todo lo que vivimos y que todo se pierde. Cuántas personas son incapaces de caminar, están confusas, bloqueadas, y no saben cómo afrontar la vida. ¿Por qué motivo hacer unas vacaciones juntos, gastar el dinero del viaje, si al final no quedase nada? Por eso, ayudaos a hacer un camino. Aunque hayamos sido elegidos, aunque hayamos recibido un gran don, nada de esto llegará a ser nuestro y nada podrá resistir el paso del tiempo si no hacemos un camino. Cada encuentro que realizamos en Italia, en Estados Unidos, en Brasil, en África o en Moscú es para ayudarnos a caminar, compartiendo los descubrimientos que hacemos y las dificultades que encontramos a lo largo del camino.

El movimiento no es un club que organiza iniciativas para pasar el tiempo. Esto sería demasiado poco para responder a la pregunta más urgente que se plantea hoy: ¿cómo se puede vivir en este mundo confuso? Estamos juntos para verificar si lo que se nos ha dado puede durar para siempre, si nos ayuda a juzgar cada circunstancia, si puede resistir ante cualquier desafío.
Las vacaciones son para compartir la vida: algunos de vosotros tenéis preguntas, otros tenéis experiencias que comunicar para responder a las preguntas.
Os deseo que volváis a casa más ciertos de la gracia que habéis recibido, igual que Juan y Andrés que, cada vez que estaban con Jesús, volvían a su casa más ciertos. Esta confirmación forma parte del camino de la fe, porque la fe abraza toda la trayectoria que lleva a la certeza. Sin este recorrido todo se reduce a un instante que no dura, como vemos muchas veces.
La vida no es un juego, la vida es algo serio, y solo si somos serios con nuestro camino podremos llegar a estar ciertos de lo que hemos recibido para compartirlo con todos aquellos con los que nos encontremos.
Os deseo que podáis experimentar lo que decía don Giussani en 1968: «La esperanza está en ti y en mí», la esperanza está en la conciencia de haber sido preferidos por el Misterio, por Cristo presente, una conciencia que crece si estamos juntos.
Estad contentos de estar juntos, disfrutando de los frutos que la «tenacidad de un camino» hará madurar en vosotros.
¡Y nosotros esperamos disfrutar del testimonio que nos daréis desde el otro lado del mundo!