Padre Moschetti: «Por qué el Papa nos invita a rezar por el Congo y Sudán del Sur»

El viernes 23 de febrero, jornada de ayuno y oración por estos dos países africanos. Un misionero comboniano que conoce bien la situación sudanesa, explica por qué a Francisco le preocupa tanto África
Andrea Avveduto

«En Sudán del Sur, millones de personas están muriendo de hambre. Cientos de miles han muerto por la guerra, aunque no sabemos cuántos exactamente porque el Gobierno se niega a contarlos». El padre Daniele Moschetti, misionero comboniano, nació hace 58 años en Varese. Ahora habla desde la sede de Naciones Unidas en Nueva York, donde hace unos meses asumió una nueva y complicada tarea como abogado de los que no tienen posibilidad de defenderse. Pero Sudán del Sur siempre seguirá siendo “la casa” donde pasó siete años de su vida. Hoy el país se ve sacudido por una larga y lacerante guerra civil que ha arrastrado a la población a una emergencia humanitaria sin precedentes. Después de la independencia, que llegó con la secesión de Sudán en 2011, las perspectivas eran positivas, debido también a sus grandes recursos petrolíferos, capaces de sostener su joven economía. Pero en el giro de unos meses surgieron graves tensiones entre los dos principales líderes del país, el presidente Salva Kiir y el vicepresidente Riek Machar. Eso bastó para volver a sumergir al país en el caos.

El Papa ha convocado para este viernes, 23 de febrero, una jornada de ayuno y oración por la paz en el Congo y en Sudán del Sur, ¿por qué?
Cuando le vi el año pasado para entregarle mi libro (Sudán del Sur. El largo y doloroso camino hacia la paz, justicia y dignidad, donde el Papa Francisco firma la introducción), le pedí, junto a mis hermanos, que viniera a visitar el país. Debería haber ido en octubre, con Justin Welby, arzobispo de Canterbury, pero no se pudo organizar la visita. Habría sido un viaje histórico. Dice que no le dejan ir porque, si fuera por él, habría actuado de otra forma… Pero la situación se está haciendo realmente caótica y esta jornada de ayuno simplemente da una continuidad a su actividad y atención en favor de estos grandes dramas del mundo, que se sitúan entre las mayores catástrofes contemporáneas.

Aparte del llamamiento del Papa, es muy raro encontrar en los periódicos noticias de estas guerras que están desangrando a África, ¿qué supone para nosotros esta jornada convocada por Francisco?
El cristiano, como tal, está llamado a tener un corazón universal y misionero, una atención que le lleve más allá de su propia casa y de su país. El mayor riesgo es el de chocarse con tantos muros que nos rodean, pero no podemos permanecer indiferentes ante la miríada de gente que se encuentra en las periferias del mundo. Y pensar que el Congo y Sudán del Sur están entre los países más ricos del mundo por la gran cantidad de riquezas que se encuentran en su subsuelo y que puntualmente son explotadas por otros.

El padre Daniele Moschetti entrega al Papa Francisco su libro sobre Sudán del Sur

¿Cree usted que este aspecto es el que más obstaculiza la paz, por encima incluso de otros?
In primis diría que hay un aspecto tribal innegable, pero no podemos olvidar lo que el colonialismo ha hecho en estos países. Si África hubiera tenido más oportunidades para gestionar sus recursos, tal vez la situación sería distinta. Hoy está siendo saqueada por las multinacionales. Pensemos en el coltán, un mineral que se encuentra en el Congo en el 80% de los casos y que es fundamental para las baterías de nuestros teléfonos móviles. Lo utilizan las multinacionales de todo el mundo en negocios multimillonarios. Los políticos africanos especulan con este negocio, convirtiéndose en muchos casos en marionetas de quienes les ayudan a subir al poder precisamente para manejarlos. Mientras existan todos estos intereses, será imposible generar desarrollo y, por tanto, pensar en la paz. El gran trabajo que está haciendo el Papa Francisco consiste en llamar la atención del mundo sobre esta economía que mata, y lo hace con imágenes de estos países en guerra: Sudán del Sur y el Congo, por supuesto, pero también Libia y Siria.

¿Cómo responde a este problema la Iglesia en Sudán del Sur?
En Sudán del Sur las iglesias siempre han ayudado a todos, especialmente durante las emergencias humanitarias. Actualmente son las únicas organizaciones creíbles, reunidas en el consejo de las iglesias unidas (anglicanas, católicas, etcétera). Ha sido un gran signo de unidad que las iglesias anglicanas, entre otras cosas, se hayan hecho eco del llamamiento del Papa al ayuno y oración. Hoy nosotros somos verdaderamente el signo de Jesucristo que sigue caminando en medio de las guerras y del sufrimiento. Para la gente esto es importantísimo. A diferencia de las ONG, que se han marchado, los misioneros y religiosos se han quedado. Lo que nos anima a permanecer y ayudar es precisamente este testimonio que somos los unos para los otros, el hecho de que para la gente somos el signo de la cercanía de Dios. Ser Iglesia en Sudán del Sur es esto: jugarse la vida por Uno, con mayúscula. Y por tanto por los demás.