El mensaje de Carrón

Queridísimo padre Sergio y amigos monjes de la Cascinazza:
Agradecido por el bien que hacéis a mi vida, celebro con vosotros el inicio de una nueva etapa en vuestro camino, convencido de que lo mejor aún está por llegar.
El Espíritu de Cristo ha tomado el «sí» de cada uno de vosotros y ha generado el milagro de una unidad, en vuestro yo y entre vosotros, que de otro modo sería imposible. Vosotros dais carne y sangre a lo que os decía don Giussani: «El monasterio es como la vida del hombre en el umbral de la eternidad, es decir, es el momento en que la humanidad empieza a ser ella misma porque toma conciencia de su origen, de su consistencia y de su destino, de su fin».
Os deseo que estéis cada vez más disponibles para secundar la manera en que el Misterio se ha hecho y se hace presencia atractiva en la vida de cada uno de vosotros, de tal modo que –a imitación de la Virgen– siempre podáis ser, para toda la gente que se os acerca, «fuente viva de esperanza».
Vuestro hermano en Cristo, Julián Carrón