Un momento de la celebración (Giovanni Dinatolo)

República Checa. La tarea de la memoria

Fruto de la Marcha de la Reconciliación entre checos y alemanas en una ciudad herida por las divisiones, el Meeting Brno ha celebrado una nueva edición marcada por la esperanza y el deseo de caminar juntos
Alberto Perrucchini

En 1945, cuando acabó la Segunda guerra Mundial, Checoslovaquia volvió a su situación de antes del conflicto y los alemanes que llevaban siglos viviendo allí tuvieron que exiliarse. Concretamente en los Sudetes vivía uno de los grupos más rico de la población históricamente, que nunca habrían aceptado apoyar a un gobierno filo-comunista. El régimen recién nacido en Praga logró expulsarles de sus casas, con crímenes contra personas a las que consideraba responsables de las atrocidades cometidas durante el conflicto.

En la ciudad de Brno, en el centro de Moravia, mujeres, niños y ancianos de origen germano fueron obligados a salir de sus casas y recorrer más de 50 kilómetros a pie hasta la frontera austríaca. La mayoría murió por el camino, otros fueron torturados y asesinados. Una historia de venganza que tuvo su epílogo en la localidad de Pohorelice, que dista un día de camino desde Brno. Todavía se puede ver al pasar por allí, en un descampado que bordea la arteria principal que une el sur de la región con Viena, una lápida y varias cruces que custodian a 890 personas sepultadas en este lugar por sus propios verdugos.

Aquí, desde hace nueve años, se reúnen al principio del verano, para participar en la Marcha por la Reconciliación, un evento organizado por las instituciones locales, alemanas y checas, para recordar lo que sucedió hace casi 70 años recorriendo un trayecto a lo largo de 30 kilómetros que recorren ese largo camino por el que murieron más de mil personas. En torno a esta Marcha nació en 2016 el Meeting de Brno, un encuentro anual organizado por varios miembros de la comunidad local de Comunión y Liberación que se inspira en el Meeting por la Amistad entre los Pueblos de Rímini.

Marcha de la Reconciliación (Giovanni Dinatolo)

El lema de la última edición ha sido “Del trauma a la esperanza” después de en la Marcha caminaran juntos checos, eslovacos, polacos, bielorrusos y también alemanes y hasta algunos italianos. Muchos pueblos unidos no por un simple fervor conmemorativo sino guiados por la conciencia de que «la reconciliación y el diálogo empiezan ahora. Es responsabilidad nuestra ahora», explica al terminar el camino David Macek, uno de los organizadores del Meeting.

También recorrió ese camino Martha, mujer de origen alemán residente en Brno, que perdió a una tía durante la marcha de 1945. «Ahora que también me falta mi madre me doy cuenta de que no puedo evitar mirar al pasado. Necesito hacer memoria de lo que mi familia ha sufrido para poder vivir hoy». Por eso decidió ir sola, pero abierta a conocer a los que caminaban a su lado.

La meta era el monasterio de Brno dedicado a santo Tomás, un lugar muy conocido en la ciudad, donde vivió el biólogo Gregor Mendel, padre de la genética moderna. Tras una gran acogida por parte de las autoridades locales, David presentó el encuentro con Walter Ottolenghi, uno de los miembros de CL que en los años 60 cruzaban el Telón de Acero para visitar a las comunidades cristianas que vivían allí. Walter ha presentado en el Meeting un libro en el que cuenta esta historia, con testimonios de gente que en los años 60 y 80 viajaba de este modo a Europa del Este. «Allí nos encontrábamos con gente que vivía de la fe. Tenían mucho miedo pero estaban serenos porque eran conscientes de la misión que tenían», afirma Walter.

David Macek presenta el encuentro con Walter Ottolenghi (Giovanni Dinatolo)

De esa leticia habla también el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jesuralén en una entrevista grabada en video que se proyectó al día siguiente en la catedral, después de la misa celebrada por el obispo de Brno, Pavel Konzbul. Pizzaballa habló de su reciente visita a Gaza, donde «lo primero que vi fue destrucción. Ya sabía que el escenario iba a ser así, pero ver con mis propios ojos toda esa desolación me llenó de tristeza. Allí no hay nada, la gente necesita de todo. Sin embargo, puedo testimoniar algo positivo que he visto: la pequeña comunidad cristiana que vive allí está asustada pero serena; no he oído ni una palabra de odio. Todos quieren colaborar en la reconstrucción».

Recuerda a una imagen que usa una figura especialmente querida en esta tierra, Vaclav Havel, primer presidente de la República Checa, que en su famoso libro El poder de los sin poder afirma que «nunca se sabe cuándo una pala de nieve podría un día provocar una avalancha». ¿De dónde nace una esperanza capaz de convencerte de tu incidencia real en la historia?

Un inicio de respuesta lo ofrece Miriam, monja polaca de la orden de las paulinas que lleva tiempo viviendo en Brno, que contó su encuentro con CL cuando vivía en Jerusalén. «Lo que me impactó fue ver gente con un gran deseo de encontrar otra cosa, de conocer su historia para poder caminar juntos. De ahí es de donde nace un pueblo».

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Conocer la historia del otro y caminar juntos. Lo que ha pasado estos días, no solo haciendo memoria de una tragedia de hace 70 años, las conversaciones que han surgido entre los invitados del Meeting han mostrado que la paz es algo que todos necesitan desde siempre. Cuando Ottolenghi preguntó a don Giussani cómo podía ayudar a los que vivían al otro lado del Telón de Acero, recibió una respuesta tan sencilla como contundente: «Hacedles compañía».

Uno podía preguntar: «¿eso es todo?». Pero también para esta reacción hemos visto un inicio de respuesta cuando el cardenal Pizzaballa, al final de su entrevista, dirigiéndose a los participantes del Meeting, nos invitó a rezar por ellos «y si podéis, venid a visitarnos. Solo así –añadió el patriarca– es posible ver realizado algo que todavía no está cumplido».