Curran Hatleberg en los pabellones del Meeting (Foto Meeting Rimini)

El shock que es el otro

«Vivimos en una época tribal, pero todos deseamos ser mirados, escuchados, amados». Hablamos con Curran Hatleberg, fotógrafo americano que ha expuesto su obra en el Meeting
Luca Fiore

Curran Hatleberg es un artista que nació en Washington DC en 1982. Estudió fotografía en Yale. Expuso sus obras en la Bienal del Museo Whitney de Nueva York, la mayor exposición americana de arte contemporáneo. En 2022 publicó River’s Dream, un libro que recoge su trabajo en el sureste de los Estados Unidos, realizado entre 2010 y 2020. «Eran sitios de los que no sabía nada y tenía curiosidad por entender cómo era la vida cotidiana allí. Me sumergí completamente en esa realidad, siguiendo a personas que encontraba por casualidad. Comía con ellos, dormía en sus casas, compartía su vida. En la América de hoy, tan polarizada, intenté buscar la otra cara de mi país». Invité a Hatleberg al Meeting de Rímini de este año, donde ha expuesto las 65 imágenes presentes en su libro. Estuvo una semana conmigo y con los voluntarios. Pocos días después, le pillo en uno de sus viajes por el Medio Oeste, tras 17 horas de coche. «Ahora mismo estoy en alguna parte de Iowa…».

¿Qué impresión te ha causado el Meeting?
No tenía muchas expectativas, no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar. Solo te conocía a ti y pensé que podría aprovechar para dar a conocer mi trabajo. No sabía prácticamente nada del Meeting y lo que más me ha sorprendido es la cantidad de gente que había. Y la devoción y entrega de los voluntarios. Es precioso ver que hay gente que dedica su tiempo libre a un evento como este. Tiene algo de especial.

En la exposición has podido hablar con muchos visitantes.
Es apasionante tener conversaciones de este tipo fuera del contexto del mundo del arte. La gente se sentía libre y era sincera. Es algo realmente extraño. Me hacían preguntas honestas, compartían sus impresiones. Probablemente, muchos de ellos no estaban acostumbrados a ir a ver exposiciones de arte. Un poco como mis padres, a los que los museos y las galerías les intimidan un poco. Y no ha habido ninguna pregunta fuera de lugar.

¿Qué conversaciones te han llamado más la atención?
Mis momentos preferidos eran cuando venían a decirme que no les había gustado la exposición. Eso es prácticamente imposible en el mundo del arte, y es divertido. Normalmente, el que es crítico lo es sin más. En cambio, venían a preguntarme por qué había fotografiado una cosa u otra. O me decían que se habían aburrido, o que no entendían cuál era mi propuesta. Aunque tal vez la pregunta más rara haya sido otra.

¿Cuál?
Varios me han preguntado si era religioso.

¿Te molestaba?
No, para nada. Aunque no lo soy. Pero es interesante que me lo preguntaran, porque creo que me estaban preguntando otra cosa. Era como si estuvieran dando un juicio positivo sobre mí. ¿Para ellos era importante que yo fuera religioso? Es una pregunta interesante.

¿Nadie te ha dicho que le ha gustado la exposición?
Un día se acercaron una madre y su hija adolescente. La madre me dijo: «Se me había olvidado lo hermoso que es el mundo...». Y se puso a llorar antes de acabar la frase. La hija se quedó evidentemente perpleja y no sabía qué hacer. Fue un momento impresionante. Porque la esperanza de un artista siempre está en que tu trabajo logre tocar a la otra persona. Pero nunca sabes si eso llegará a suceder. Estoy seguro de que esa mujer no esperaba echarse a llorar. Probablemente estaba pensando en algo totalmente distinto y mis fotografías provocaron en ella un cortocircuito. Fue uno de los momentos más conmovedores.

(Foto Meeting Rimini)

Pero, en general, ¿tienes la impresión de que la gente entendía lo que intentabas comunicar con River’s Dream?
Cuando terminas una obra y se la muestras al mundo, dejas de tener el control. No sabría decir si he conseguido expresar lo que quería comunicar. La gente podría llevarse a casa algo que yo nunca he pensado o incluso algo contrario a mis intenciones. Pero eso es lo que define a una obra de arte, que plantea preguntas y no da respuestas. Aunque espero que la gente haya captado la calidad humana de mis fotografías.

¿Con eso te basta?
Había gente que me decía: «Lo único que me ha gustado ha sido la imagen del atardecer…». Que para mí es la más banal. Otros, en cambio, me decían que al principio no les gustaba pero luego, a medida que avanzaban, iban percibiendo una especie de redención.

¿Buscabas algo así?
En realidad, me parece que todas las imágenes de la exposición tienen una belleza extraordinaria, pero es cierto que el recorrido termina con una especie de momento de gracia. Son tres fotos donde una mujer está delante de una mantis religiosa. Para mí, es la imagen de la posibilidad de elevarse ante un milagro cotidiano. Un momento de trascendencia ante una belleza que siempre nos rodea pero normalmente no logra captar nuestra atención.

También has conocido a otros invitados del Meeting.
Lo bello de viajar, fotografiar y conocer gente es el shock del no reconocimiento. La experiencia de toparte con algo completamente diferente a ti. Como me ha pasado en Rímini. Yo nunca había conocido a ningún obispo copto. Nunca he estado en Egipto. Nunca había cenado con un palestino y un israelí que hablan de su amistad a pesar de que han matado a sus hijas en sendos atentados. Es un shock, porque dentro de esa diferencia te das cuenta de que compartimos la misma humanidad. Han sido encuentros inesperados. Regalos.

Durante el acto de presentación, te preguntabas: «En estos tiempos de división, ¿cómo se puede generar un cambio en actitudes profundamente arraigadas y en posiciones tan rígidas sino a través del encuentro con personas que nos enseñan a imaginar otras posibilidades?».
Encontrarte con alguien distinto, compartir la vida, te hace recordar que todos somos seres humanos. Saca lo mejor de nosotros. Todos deseamos ser mirados, escuchados, amados. Vivimos en una época tribal, hablo sobre todo de Estados Unidos, y si logramos salir de esta lógica, nos daremos cuenta de que podemos vernos reflejados en el otro. Las diferencias que nos separan en realidad solo están en la superficie.

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También decías: «Creo que mi trabajo consiste en intentar entender lo que significan familia y comunidad». ¿Por qué te interesan?
Es nuestra necesidad más primaria. A lo largo de mi vida me he sentido perdido y a la deriva. Dentro de esos vínculos, incluso con algunas de las personas que he fotografiado, me he sentido amado.