El encuentro en Asunción.

Paraguay. Don Giussani y la gran novedad de la vida

Un viceministro, un sacerdote y un artista conmovidos por la vida y el pensamiento del fundador de CL. Un encuentro en Asunción con motivo del centenario del sacerdote italiano
Gustavo Olmedo

La biblioteca en el centro de la capital paraguaya se muestra repleta; un hecho llamativo para un lunes, naturalmente marcado por la vorágine laboral. Cae la noche y el clima fresco de fines agosto deja entrever el último tramo del invierno en esta parte del continente americano.

La música barroca-guaraní, con piezas del compositor Martin Schmidt, de la mano del ensamble de cuerdas, arpa y teclado Padre Antonio Betancor, de San Ignacio Guazú, dio inicio a la cita que lleva por nombre “Retratos de un acontecimiento”; un homenaje al centenario del nacimiento de don Luigi Giussani, con la participación de Fernando Griffith, viceministro de Culto del Paraguay, y el sacerdote italiano, Franco Cinello, de la Fraternidad San Carlo Borromeo.

El pensamiento y legado del fundador, además del testimonio de una vida renacida por el encuentro con él, formaron parte de este tributo organizado por el Club de Amigos Lectores de la Revista Huellas – Paraguay, en conjunto con Huellas-Pypore, Club de amigos lectores de la Universidad Católica de la ciudad de San Ignacio, Misiones.

El concierto.

«Don Giussani fue un ejemplo de alegría, esperanza, carácter, profundidad, sencillez y determinación para transformar miles de almas llevándolas a la verdad de Cristo hecho hombre», señaló Griffith, quien expuso puntos esenciales del libro biográfico de Alberto Savorana.

El padre Franco recordó con alegría pasajes bíblicos desde los cuales Giussani dejó en él profundas revelaciones de la verdad de Cristo como humanidad y divinidad. «La pregunta no debe ser si Dios existe sino si Dios se hizo carne o no», dijo recordando sus palabras.

Cinello, además, manifestó su profunda admiración hacia la figura de don Luigi, a quien conoció personalmente y de quien recibió enseñanzas tan fundamentales que han marcado su vida para siempre. Destacó especialmente el hecho de la centralidad de Cristo en todos sus mensajes y su gran capacidad de tocar los corazones y las almas de miles de jóvenes en su Italia natal y alrededor de todo el mundo. Recordó su pasión por la belleza, la poesía, en especial la de Giacomo Leopardi, desde cuyas prosas podía conectar el Espíritu de Dios con la humanidad.

Griffith destacó la universalidad y atemporalidad del mensaje de Giussani para toda la humanidad, en especial en los tiempos que vivimos, donde la verdad del evangelio se presenta como antítesis a un mundo que parece vivir en la superficialidad, «donde se rompen vínculos familiares, la belleza está dejando la cultura y la soledad pasa a ser un factor de aflicción para la humanidad», indicó.

Algunas obras de la exposición.

El viceministro relató el proceso tan especial por el cual el joven Giussani, aun siendo un adolescente tiene un encuentro especial con la verdad de Cristo y su propia humanidad, una teofanía desencadenada por medio de la belleza de la música, «donde el mismo Dios se hace presente en su consciencia para siempre, un instante vital y eterno».

Valoró muy especialmente el concepto del riesgo educativo que Giussani presenta magistralmente como el gran desafío de amar, pero al mismo tiempo ser responsable para presentar la dificultad como mecanismo de crecimiento y tránsito hacia la madurez.

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La velada en la capital paraguaya permitió un encuentro ameno y provocador con la fascinante humanidad de don Giussani, y no solo a través de testimonios de vidas impactadas por él sino también mediante la belleza del arte, pues el evento concluyó con la visita guiada de la exposición del profesor Carlos Bedoya, comisario de la muestra de retratos al óleo sobre el fundador, que incluyó a artistas de los talleres del Museo Diocesano de San Ignacio Guazú.

Al final del evento quedó claro que, como decía Adriano Rusconi, para Giussani, Cristo es una presencia que tiene que ver con todo, y que vivir a la luz de esa presencia es la gran novedad de la vida.