Alejandro Marius, conectado en la pantalla

Puerto Rico. La razón según Giussani, entre cohetes y chocolate

El Centenario del fundador de CL se celebra con un ciclo de encuentros en la Universidad Católica caribeña. Los protagonistas de la primera cita fueron dos ingenieros muy distintos pero con un deseo –y un encuentro– compartido
Wadi Adames Román

¿Cómo celebrar el centenario de don Giussani? ¿Qué queríamos proponer? Como respuesta a estas preguntas surgió la idea de llevar a cabo una serie de encuentros con personas que testimoniaran cómo la vida de este hombre les había ayudado a vivir una de las siguientes áreas: trabajo, salud, educación. El 26 de marzo de 2022 fue el primero de estos encuentros, que giraba alrededor del tema del trabajo y al cual se invitó a Alejandro Marius, empresario venezolano, y a Mauro Prina, ingeniero residente en Estados Unidos. La reunión tuvo lugar en un salón de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.

Alejandro es el fundador de Trabajo y Persona, una asociación civil sin fines de lucro que nació en el 2009 en Caracas. Ellos ayudan a muchísima gente en Venezuela a entrar al mundo del trabajo, en particular aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Desean, como indica su página web, «promover el valor del trabajo en la sociedad venezolana y así la dignidad de la persona a través de la educación para el trabajo». Mauro Prina es el director de Thermal Dynamics en SpaceX, compañía fundada con el deseo de favorecer la exploración espacial. Es decir, construyen cohetes. Mauro se centra en un escudo que provea de protección térmica al cohete Starship en su vuelta de entrada a la atmósfera terrestre. Nos pareció interesantísimo enfrentar dos mundos tan distintos. De hecho, el gesto estaba lleno de contraposiciones, casi por accidente: Mauro estaba físicamente en la actividad, Alejandro nos acompañaba vía Zoom; Mauro hablaba inglés, Alejandro español; Mauro pertenece al mundo que rodea a una compañía como SpaceX, Alejandro al del empresariado social en Venezuela. Eso sí, los dos ingenieros de profesión y los dos han encontrado a don Giussani a lo largo de su camino. Hay que añadir un último detalle al que ambos aludieron durante sus intervenciones: nunca se habían conocido. ¿Podía ser que la vida de un hombre, don Giussani, pudiera alcanzar dos mundos tan radicalmente distintos y la manera de trabajar en ellos?

Mauro Prina (en el centro)

Las intervenciones de Alejandro y Mauro hicieron patente el inexorable deseo que hay en nosotros de incidir en la realidad. Ninguno de nosotros quiere que la vida se pierda. Más aún, quisiéramos dejar nuestra huella de alguna manera, una huella que atestigüe nuestro valor. Hay quien desea dejar hijos, otros construyen grandes empresas; hay quien se dedica a la acción social, otros… a llevarnos a las estrellas. En cada uno de estos intentos, grandes o pequeños, vive el mismo deseo: que la vida tenga sentido, que en ella todo tenga valor y nada se pierda.

Al inicio de su intervención, Mauro explicaba que uno de los deseos que impulsa la tarea de SpaceX es la creación de cohetes reutilizables. La NASA lleva intentando resolver dicho problema 35 años, pero lo afrontaban “analíticamente”. De igual manera, muchos de los problemas que tienen que ver con el desempleo y con las poblaciones vulnerables son multivariables y, por ello, notoriamente difíciles de resolver. De hecho, son objeto de interminables discusiones teóricas en las que muchas veces, como nos recordó Alejandro, prima la queja. ¿Cómo afrontan SpaceX y Alejandro sus respectivos problemas? Mauro nos mostró un video con todos los cohetes que habían lanzado durante tres años pero que por una u otra razón resultaron en fracaso. Sin embargo, en lugar de leer dichas experiencias como algo negativo, Mauro explicó que fueron pieza fundamental de su eventual éxito. Con cada cohete que se destruía ellos aprendían más acerca de los factores que necesitaban tener en cuenta, logrando en tres años lo que la NASA no consiguió en 35. Alejandro, en cambio, explicó que reparó en un dato en el que muchos no habían reparado. «En Venezuela tenemos el mejor cacao del mundo, pero no tenemos un buen chocolate». Este dato era crucial, pues muchos países que producen chocolate no tienen cacao y lo tienen que importar. De ahí surgió una serie de iniciativas bellísimas, y además sabrosas, pues si ya tenían el cacao y a la gente le encantan los dulces de chocolate, ¿por qué no convertir esto en oportunidad de trabajo para las personas?

En ambos casos, diferentes respecto al conjunto de necesidades a las que se quería responder, se da el mismo modo de utilizar la razón, aprendido de don Giussani. Fue Alejandro el que nos recordó que Giussani definía la razón como la capacidad que tenemos de comprender la realidad según la totalidad de sus factores. La NASA había querido responder a un problema analíticamente, pero SpaceX decidió observar hechos, datos, factores, en su totalidad. Alejandro hizo lo mismo. Entonces, intentar resolver un problema analíticamente no es siempre lo más razonable. Más aún, no se puede reducir la razón a mera capacidad analítica. Mauro y sus colegas, así como Alejandro y su equipo de trabajo, decidieron arriesgar, partiendo de los factores que la realidad misma les regalaba.

En muchas ocasiones, personas que alcanzan el nivel de éxito que ellos han conseguido se conciben solas. Sin embargo, Alejandro hablaba de Giussani como padre y maestro. Respondiendo a una pregunta del público, hablaba de las relaciones humanas como algo infinitamente más grande que uno mismo, algo que nos supera. «En Venezuela, cuando tienes una cascada de problemas que te abordan todos los días, lo peor que te puede pasar es estar solo. Tengo un grupo de amigos donde nos jugamos por completo la vida y eso en el trabajo es fundamental». Las Naciones Unidas, en los objetivos de desarrollo sostenible, tienen el eslogan “Que nadie se quede atrás”. Respecto a esto, Alejandro decía que «es importante luchar contra la pobreza, pero me parece más importante que nadie se quede solo, porque tú te puedes quedar atrás, puedes vivir en la pobreza, puedes pasar dificultad, pero peor que estés viviendo un momento de crisis es que lo vivas solo. Y yo he visto muchas personas con mucha pobreza, con mucha dificultad, pero alegres».

«El regalo que yo recibí fue darme cuenta, a través del encuentro con don Giussani, de que la realidad es un misterio –afirmó Mauro– y que la interacción con el misterio es siempre nueva. Como decía Alejandro, para sostener esta apertura frente a los fracasos necesito una amistad». Sobre su trabajo actual con un escudo de protección térmica para el cohete Starship, explicó que «hace tres años no sabía absolutamente nada de esto». ¿Qué hizo? Fue a conocer a dos personas que llevaban treinta años dedicados a ese trabajo. Les preguntó: «¿Me pueden enseñar? Yo iré a trabajar donde ustedes estén». Y así lo hizo. ¿Cuál fue el fruto de estas relaciones de trabajo? «Una nueva forma de hacer cerámicas, mucho más barata y mucho más fácil de instalar». De hecho, para el próximo agosto, gracias a este nuevo proceso que Mauro y sus colegas han diseñado, un grupo de aproximadamente cuarenta personas habrá producido la misma cantidad de cerámica térmica que la que se ha producido en el mundo entero hasta la fecha.

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Alejandro habló también de una chica que se dedica a hacer un bombón de chocolate venezolano oscuro relleno de parcha. Cuando lo Alejandro lo probó, se le iluminó el rostro con una sonrisa. «No te das cuenta de cómo este bombón tuyo cambia el cosmos, la galaxia entera, porque tu bombón antes no existía y ahora existe. Mi sonrisa, mi mirada, antes no existían y ahora existen. Tu trabajo tiene un impacto galáctico, tiene un impacto que altera el cosmos». Recordó algo que Giussani decía en El yo, el poder y las obras, que «el trabajo es la expresión total de la persona, es el lugar privilegiado de la relación entre el yo y la realidad, donde el yo puede expresar lo que es».

Una persona que no conocía ni el movimiento ni a don Giussani, quedó tan impactada que ya se ha puesto a leer El yo, el poder y las obras y nos mandó este mensaje: «Fue súper interesante poder ser testigo del recuento de dos experiencias de vida tan diferentes y a su vez tan parecidas, hablando además de dos temas que tantas veces consideramos opuestos: el cristianismo y el trabajo. Desde ese día llevo en mi mente la canción Stand de R.E.M. que no es más que una llamada a “levantarte en el lugar donde vives y en el lugar donde trabajas”. Son esos dos lugares donde pasamos la mayor cantidad de horas, ¿por qué, entonces, desconectar el trabajo de esa llamada? Como cristianos estamos llamados a servir, pero es ese mismo verbo el que muchas veces nos confunde pues se nos ha enseñado que servir se resume en “actos de servicio” que bien son parte, pero no son el todo. Servir es ser un instrumento. Es inmensamente gratificante darle un plato de comida al hambriento y verle agradecido, pero también debe serlo el pasar horas frente a una computadora codificando un portal web de forma que un usuario que nunca conoceré pueda navegar en él con facilidad».