El palacio presidencial de Asunción (Foto Pixabay/Viktor Kisman)

Paraguay. Qué es lo que da consistencia a la vida

Más de treinta años en América Latina, trabajando en la universidad y colaborando con el Gobierno. Una “cultura nueva” que no deja de crecer
Paolo Perego

Un año de tesis en Asunción, en 1989. Un breve periodo en Italia y luego, «después de graduarme, un proyecto de investigación universitaria en la capital de Paraguay. Iban a ser dos años, pero se sumaron 29». Así empezó su vida en América Latina Luca Cernuzzi, un milanés de 56 años, y también así comenzó a madurar su vocación en los Memores Domini. «Crecí en la parroquia y en un contexto familiar donde la fe era el pan de cada día. En el instituto empecé a seguir a algunos amigos que eran de CL». El encuentro con don Giussani empezó a «cambiar mi vida, por entero, desde mi ADN…».

No puede contar lo que es hoy si no parte de aquel encuentro. «Me dedico a la educación, aunque dicho así suena un poco simplificado». De aquel proyecto de investigación inicial pasó a la docencia universitaria. A mediados de los noventa empezó a interesarle también el sistema educativo paraguayo. «Mi implicación llegó de manera natural, a partir de la experiencia de fe que conocí en el movimiento. Por un lado, por la atención a la cuestión educativa que siempre tuvo don Giussani y, por otro, por el compromiso con lo que tienes delante, donde se expresa y profundiza la pertenencia a lo que vives, la fe».

Luca Cernuzzi

El “contorno”, dice, «es un Paraguay con siete millones de habitantes y una superficie que casi triplica la de Italia, en un contexto donde no es difícil conseguir visibilidad si te implicas a nivel institucional». El nivel educativo aún es muy bajo, al menos según los ranking e indicadores clásicos. «Por eso, desde hace años, mi trabajo también consiste en colaborar con el gobierno para mejorar el sistema escolar, universitario y de investigación». Donde destaca, por ejemplo, el proyecto gubernamental de becas de estudio para que universitarios paraguayos puedan salir al extranjero. «Se llama “Becal”, que nace de unir los términos becas y Cal, por Carlos Antonio López, un expresidente de finales del XIX que trabajó mucho por este país». Arrancó en 2015 y ahora cuenta con más de 2.500 estudiantes beneficiados. «Siempre he intentado buscar oportunidades para estudiantes universitarios en el extranjero, mediante conocidos y amigos en diversas partes del mundo. En un momento dado, con un grupo de varios colegas, empresarios y políticos, diseñamos el proyecto con la idea de formar una clase dirigente para el país en las mejores universidades del mundo. Se ha incorporado en la política nacional, con un equipo del que forman parte cuatro ministros y cuatro representantes de la sociedad civil».

Han surgido así relaciones con personas importantes a nivel institucional que han acabado siendo relaciones de estima mutua y amistad. «Tú empiezas a mirar al otro por la pasión por el bien común que anima tu corazón, y viceversa. Te encuentras con gente que empieza a compartir la idea de que la educación es el motor del desarrollo. Eso es la “cultura nueva” de la que habla don Giussani, que nace de tomar en serio lo que te pasa; en mi caso, el encuentro con Cristo en el movimiento». Y que llega a incidir incluso en la política de un país. «Pero muchas realidades que tienen su origen en el seno del movimiento en Paraguay tienen el mismo espesor». Habla de las obras del padre Aldo Trento, misionero de la Fraternidad San Carlos Borromeo, que han nacido alrededor de su parroquia y que son valoradas y reconocidas como modelos de cuidado de enfermos, acogida y educación. También destaca la escuela Santa Catalina de Siena, que empezó siendo una guardería de barrio bajo la guía de Giovanna Tagliabue, también memor Domini, que ha crecido hasta impartir niveles educativos superiores. «Con una dinámica de encuentros y amistad que ha llegado más allá de la pequeña comunidad de CL y que hoy involucra a muchas familias que hasta han decidido irse a vivir cerca de la escuela». O la casa Virgen de Caacupé, que empezó acogido a jóvenes que salían de las cárceles de menores y actualmente está acreditada como pena alternativa, con una tasa de reincidencia prácticamente nula en comparación con las detenciones clásicas. «También podría hablar del Banco de Alimentos o de Encuentro Asunción, nuestro pequeño “Meeting de Rímini” para entendernos…». El horizonte es amplio. «Se trata de una pasión por todas las cosas que te rodean que nace del encuentro con el cristianismo, con el movimiento. “Nos interesa el mundo”, nos decía don Giussani».

También nos habla de sus estudios de bioinformática sobre medicamentos para el Covid y otras enfermedades, o de proyectos sobre el uso de internet para la interacción y la participación cívica en la vida social, para que las protestas y el lanzamiento de piedras puedan dejar paso a propuestas que nazcan desde abajo. «El país necesita muchas cosas, pero creo que esta iniciativa nace de profundizar nuestra relación con Cristo, que nos constituye, que es lo que me permite respirar. Como tantos que, después de encontrarse con Jesús, se marchaban por el mundo. El que se encontraba con ellos podía verle a Él en sus gestos, en sus palabras, en sus vidas cambiadas. Hoy sigue siendo así. Somos responsables del incremento o declive del carisma, como decía Giussani y nos recordaba Carrón, en el sentido de ver qué es lo que nos permite vivir».

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La pequeña comunidad “paraguaya” está formada por unas cuatrocientas personas. «Ahí ves cómo la experiencia del movimiento genera una manera “más interesante” de mirar y de vivir. Os decía que muchas familias se implican en la vida del colegio, pero también lo veo en mi casa, donde Jorge, “Gino” como le llamo yo, después de jubilarse se ha involucrado con un comité del barrio para mejorarlo. No se trata de hacer voluntariado. Tú te das a ti mismo al mundo. Y tal vez puedas encontrarte con algún compañero de camino, como me pasó a mí con otros colegas y ministros». Luca llama a esto «espacios de humanidad interesante», fáciles de reconocer. «No hay que hacer un esfuerzo por encontrar algo positivo en todo y en todos, basta con reconocer qué es lo que te mueve y sostiene en ese instante». Recuerda un encuentro con Julián de la Morena, responsable de CL en América Latina, y el grupo de jóvenes trabajadores de Asunción. «Al principio hubo una serie de intervenciones donde prevalecía la queja por todo: el Covid, los problemas políticos, la falta de empleo… “Pero en medio de todo eso, ¿qué os sostiene?, ¿dónde está vuestra esperanza?”». Enseguida los jóvenes empezaron a contar hechos que estaban sucediendo entre ellos, como que en plena pandemia nacieron dos grupos de Fraternidad o la decisión de algunos de ellos de casarse… «Alguien te hace levantar la mirada, en definitiva. Y reconocer qué es lo que da consistencia a tu vida ahora».