Múnich (Foto Daniel Sesslet/Unsplash)

Múnich. «No estamos solos en nuestro empeño por la paz»

Momentos de oración pública junto a otros movimientos, la Iglesia local y otros amigos. En el centro de la capital alemana también se responde a la invitación del Papa del 15 de octubre

Hasta en dos ocasiones en los últimos dos meses hemos decidido organizar momentos públicos de oración por la paz. Estos momentos, organizados otras veces por la diócesis o por otros movimientos, han sido para nosotros la ocasión de responder a la invitación que nos hizo el Papa el 15 de octubre. Hemos querido hacerlos como gestos sencillos (tres cantos, rosario con lectura del manifiesto y dos cantos finales) y públicos (una iglesia del centro de Múnich, invitando a todos los demás movimientos y realidades de la iglesia, y a nuestros amigos). Para nosotros ha sido una novedad, la posibilidad de decir quiénes somos y sobre todo a quién seguimos. Se han implicado varios amigos, unos preparando los cantos, otros hablando con la diócesis, otros maquetando e imprimiendo los cuadernillos.

Todos los que han participado, y tantos otros, han podido entender mejor las palabras y la invitación del Papa, así como el propio manifiesto: «Nos comprometemos a promover gestos de oración [...] que puedan favorecer una profundización y una mayor comprensión del valor que encierra el juicio del papa Francisco sobre lo que está sucediendo». Estos meses, con el diálogo y el seguimiento, hemos aprendido que la profecía por la paz es ante todo un juicio sobre lo que está sucediendo y sobre lo que hoy puede salvar a los hombres.

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Estos momentos de oración también han sido la ocasión de conocer a muchos amigos nuevos. Un hombre, después del primer encuentro, nos preguntó dónde podía encontrarnos y si podía venir con nosotros para compartir sus fatigas y su deseo de ayudar a los demás, hasta acogió a un sin techo en su casa. Otros cristianos de Múnich, que organizaron varios momentos de oración por la paz con motivo de la Conferencia mundial de Seguridad, nos ayudaron con la organización y nos pidieron que encendiéramos juntos el cirio después de un momento de oración que hubo con toda la ciudad. Después nos daban las gracias por la belleza de los cantos y la sencillez de la propuesta. Por último, como un gran regalo, el obispo Willybard Lagho de Kenia, nos contó brevemente su experiencia de construcción de la paz en su diócesis. Con sus palabras, nos reiteró lo que decía el manifiesto. «¿Existe un camino posible hacia la paz en las condiciones actuales? Sí, el diálogo». La sencillez del diálogo con él durante la cena –donde nos explicó que la unidad entre los cristianos y con las demás religiones es de vital importancia para su pueblo– nos demostró que no estamos solos en este empeño. Siguiendo al Papa y junto a los demás cristianos, podemos ofrecer un juicio nuevo en este mundo y contribuir en la construcción de la paz. Parece sencillo, se empieza con gestos de oración que responder a una propuesta que se nos hace.
Carlo, Múnich