François-Xavier Bellamy

Bruselas. Giussani en la “Burbuja UE”

Un encuentro con Angela Frigo, de la Federación de Bancos de Alimentos; François-Xavier Bellamy, diputado del Parlamento Europeo; y Riccardo Ribera d’Alcalá, alto funcionario en la capital belga. Tres testimonios de una fe que actúa

El 26 de octubre en Bruselas, con motivo de las celebraciones del centenario del nacimiento de don Giussani, un grupo de amigos de la comunidad de CL organizamos un encuentro enmarcado en la llamada “EU Bubble” (Burbuja UE, ndt.), un ámbito de relaciones y encuentros que giran en torno a las instituciones de la Unión Europea.

Ha sido un gesto que no puede darse por descontado y en el que hemos trabajado mucho, partiendo de las preguntas que teníamos y que nos han servido de guía para construir el acto. Entre los muchos interrogantes que nos planteábamos, destacaban estos: ¿qué tiene que decir mi fe en el marco de las instituciones de la Unión Europea? ¿De qué modo se puede vivir la intuición de Giussani de que la fe tiene que ver con todo en la vida dentro de las instituciones europeas, un lugar que desde hace años ha tomado una cierta deriva laicista?

Recordar al fundador de un movimiento cristiano católico a pocos pasos del palacio de Berlaymont, sede de la Comisión Europea, ha sido algo “milagroso”, pero fue aún más sorprendente lo que surgió del encuentro. En el debate participaron Angela Frigo, secretaria general de la Federación de los Bancos de Alimentos, François-Xavier Bellamy, diputado en el Parlamento Europeo, y Riccardo Ribera d’Alcalá, alto funcionario del Parlamento Europeo.

Partiendo de las preguntas de nuestro amigo Giorgio, cada uno de ellos fue mostrando cómo Cristo se había convertido en el centro de sus vidas gracias al testimonio de don Giussani. Por ejemplo, fue impresionante cuando Frigo relató cómo el carisma la había ayudado a vivir la política universitaria y que fue crucial en su decisión de marcharse a trabajar Bruselas, en un ámbito muy distinto de lo que había estudiado. Las relaciones que surgieron dentro de esta historia le habían permitido afrontar la responsabilidad que hoy tiene.
El testimonio de Ribera d’Alcalá también fue muy personal, sobre todo en la primera parte, cuando contó cómo había cambiado su manera de vivir la fe después de conocer a algunos de la comunidad de CL en Bruselas. Gracias a don Giussani descubrió que la fe es un encuentro que recompone tanto el corazón como la razón, sin excluir nada en la vida. Esto se mostró de manera muy concreta cuando los amigos de la comunidad ayudaron a la familia a vivir con alegría el nacimiento y la crianza de una hija con discapacidad. Nos impactó oír a un alto funcionario del Parlamento Europeo citando a don Giussani para advertirnos del riesgo de que el poder que emana de los agentes públicos o privados pue da sofocar el sentido religioso que vibra dentro de todo hombre y que eso sucede cuando el poder no se concibe como un servicio.

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Tras las dos primeras intervenciones, reaccionó Bellamy, el único político de los tres, que empezó contando cómo conoció la realidad del movimiento, gracias a su familia y a varios amigos. Luego profundizó en su conocimiento de CL mediante su editor italiano, Ítaca, y tras conocer ciertas entidades como Cometa o el Meeting de Rímini. Para Bellamy, la herencia “política” de don Giussani consiste en no ceder a comprometer lo que eres ni lo que has encontrado. Solo eso permite un verdadero diálogo, ese que hoy se ve amenazado por una mentalidad que estigmatiza cualquier idea contraria a una visión “progresista” del hombre, de la familia y de la sociedad. La propuesta de Giussani, reiteró Bellamy, nos hace responsables de comunicar a los demás lo que somos y lo que hemos encontrado, una cuestión crucial para el futuro de la democracia en Europa. Por último, señaló que el único motivo por el que nos habíamos juntado allí era el acontecimiento de Jesucristo, cuyas palabras influyen más en la historia que cualquier otro acontecimiento político.
Riccardo y los amigos de la comunidad de Bruselas