Cristina y Guly en la plaza de San Petro (Foto: Leonora Giovanazzi)

«Ese “más” que nos pide el Papa»

Se casaron en 2008 y enseguida llegó el diagnóstico de ELA. Pero en estos años «todo ha sido posible por la gracia de un pueblo». Hasta llegar a la plaza de San Pedro

El encuentro con el papa Francisco el sábado 15 de octubre ha sido un inmenso regalo. Fuimos a Roma para dar gracias pero la vida nos sigue enseñando que es Otro quien lo hace todo. En nuestro caso, dar gracias podría parecer contradictorio. Nos casamos en 2008, ya no éramos unos jovencitos, deseábamos una familia con niños y después de un par de años empezamos a valorar la posibilidad de la adopción, pero en 2011 Cristina fue diagnosticada de ELA. Todo parecía derrumbarse… A los pocos días fui a pedir el milagro durante la peregrinación a la Virgen de Loreto y en su mensaje a los peregrinos, Carrón nos dijo: «No pidáis el milagro, sino la gracia de un camino». Fue un puñetazo en el estómago. Pero el primer milagro fue precisamente aceptar y verificar personalmente esta propuesta. Acogiendo esta circunstancia, el buen Dios nunca nos ha dejado solos, empezando por nuestras familias y siguiendo por nuestras comunidades locales, nuestros grupos de fraternidad, el Meeting o los Amigos de Zaqueo.

Durante el confinamiento empezó la misa de los enfermos con Eugenio Nembrini, los llamados “quadratini”, con los que surgió un deseo infinito de vivir, que contagia a todos. Además, durante este año tan intenso, hemos podido ir de vacaciones con los Amigos de Zaqueo, con la comunidad de Varese (participando en todas las excursiones, aunque en una hicieron falta diez personas para llevar a Cristina), al mar con nuestras familias... Todo ha sido posible por la gracia de un pueblo que nos quiere y nos sostiene. Dar gracias por el regalo de pertenecer a esta historia sería lo mínimo.

Luego llegas a Roma y pasa de todo, fue una jornada increíble. Un cielo de un azul espléndido, un montón de amigos, una marea de gente, una voluntaria que nos acompañaba; íbamos con pases reservados pero ella nos llevó directamente con los demás enfermos, ¡era como estar en casa! Luego el gesto, los cantos, los testimonios, la paternidad del papa Francisco y, para acabar, la alegría de verlo pasar en silla de ruedas por nuestra zona, saludándonos y bendiciéndonos uno por uno, ¡qué caridad infinita!

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Después de ese día, de ese gran regalo, ese «más» que nos ha pedido el papa Francisco consiste para nosotros en seguir diciendo “sí” a lo que Dios nos pide, ofreciéndolo todo por el bien de nuestro carisma, seguir pidiendo nuestra conversión y la curación de Cristina, cuyo lema es «adelante con certeza»... y «lo mejor aún está por llegar».
Guly, Varese