(Foto: Alez Perz/Unspash)

Florida. «Una compañía que me constituye»

Desde hace años, Alberto visita en la cárcel de Florida a un condenado a muerte. Es una historia que viene de lejos y que le ha cambiado la vida

Desde hace cuatro o cinco años, por una serie de acontecimientos inesperados, fui a ver a un condenado a muerte a una cárcel que está a veinte minutos de mi casa. El origen de esta historia está en un episodio muy concreto. Yo estudiaba Literatura Clásica en la universidad de Florida y me hice amiga de la secretaria del departamento, una bellísima persona. Un día estábamos charlando en su despacho, vi un sobre en su mesa y recocí el timbre: «Esta carta viene de una prisión». Yo no sabía nada de cárceles, así que le pregunté: «¿qué es?». Me dijo: «Ni idea, ha llegado al departamento». En ese momento, entra una compañera, ve que estamos hablando de la carta, que ya conocía, y dice: «No quiero que tengamos nada que ver con esto».

La secretaria añadió: «Hemos buscado en internet quién es la persona que escribe y hemos encontrado su delito, no queremos involucrarnos». Mientras observaba esta conversación, pensé: «¿Qué pasaría si esta carta cayera sobre la mesa donde ceno todas las semanas con mis amigos antes de ir a la Escuela de comunidad?». Cuando nos quedamos solos, le pregunté a la secretaria si me la podía llevar. Así me enteré de que aquel preso había encontrado un libro en latín y, como no sabía traducir el verso de un poema, había escrito a todos los departamentos de Literatura Clásica del estado. Con el tiempo, me puse en contacto con él. Dos años después, me llegó por extrañas y diversas vías la petición de ir a visitar a otro preso condenado a muerte y acepté, precisamente por todo lo que había pasado.

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Empezó así una historia que me ha cambiado la vida desde el punto de vista personal y profesional, y me ha llevado a tener otros muchos encuentros. Pero me sorprende darme cuenta de que yo soy esta compañía que me constituye. El movimiento no es un “contenedor” donde yo meto las cosas que sé hacer, no es algo que yo haga, sino algo que me constituye.
Alberto, Gainesville (Florida, Estados Unidos)