Foto de grupo al término de la audiencia con el papa Francisco (Foto Avsi)

«Que el desierto pueda reflorecer»

Sábado 3 de septiembre, congreso “Hospitales abiertos en Siria”. El papa Francisco recibe en audiencia al equipo de AVSI. «Todos tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra»

Con motivo del congreso dedicado al proyecto “Hospitales abiertos” en Siria, organizado para recordar a la Siria martirizada y presentar los resultados de esta iniciativa, que se puso en marcha hace cinco y años y que cuenta con el apoyo de la Santa Sede, el equipo de la ONG AVSI fue recibido por el Santo Padre.

Para presentar este proyecto, que ha permitido atender a cerca de 80.000 personas de diversos credos religiosos, describimos ante Su Santidad esta experiencia, dramática y al mismo tiempo de acogida cargada de bien, con las personas atendidas y sus familias. Los hospitales católicos de Siria no solo han ofrecido una atención médica que hubiera sido imposible a personas sin recursos, sino que también han dado una nueva esperanza.
También le planteamos al Papa una pregunta: a la emergencia en Siria se han añadido otras nuevas, otros conflictos, desigualdades sociales, pobreza y desesperación, ¿cómo estar presentes en medio de todo eso?
A veces, unas circunstancias tan dramáticas nos dejan desarmados y mudos, impotentes, incapaces de vislumbrar algún rayo de esperanza.

De las palabras del Santo Padre (ver aquí el texto completo) destaco solo dos cuestiones. La primera me gusta especialmente y se refiere a la “casa”. «“Hospitales Abiertos” es vuestro programa. Abiertos a enfermos pobres, sin distinción de pertenencia étnica y religiosa. Esta característica expresa una Iglesia que quiere ser casa con las puertas abiertas y lugar de fraternidad humana. En nuestras instituciones asistenciales-caritativas, las personas, sobre todo los pobres, deben sentirse “en casa” y experimentar un clima de acogida digna».

“¿Dónde está mi casa?” fue también el título de una de nuestras campañas de Navidad. La casa es el lugar físico o relacional donde uno puede sentirse amado, acogido y ayudado, donde se reconoce como alguien único, que tiene un inmenso valor. Eso es algo que todos necesitamos y solo es posible con la mirada de Jesús. No hay otra manera.

El Papa también nos recordó un pasaje de la encíclica Fratelli Tutti. «La historia del buen samaritano se repite: se torna cada vez más visible que la desidia social y política hace de muchos lugares de nuestro mundo un camino desolado, donde las disputas internas e internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a tantos marginados, tirados a un costado del camino –e invitaba a reflexionar–. Todos tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra».

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No podemos girar la cabeza hacia otro lado, decir que son cosas que “nos superan”, que no dependen de nosotros y en las que no podemos hacer nada. Somos impotentes, pero no es verdad que no podamos hacer nada. El Papa nos llama a una responsabilidad persona, me llama a una responsabilidad personal.

La exhortación final de Francisco fue especialmente significativa para nosotros este año, que celebramos el 50º aniversario de la fundación de AVSI: «¡Id adelante! ¡Que el desierto pueda reflorecer! Lo pido a Dios por vosotros y con vosotros».

Patrizia Savi, presidenta de AVSI