La exposición dedicada al beato Rosario Livatino (©Archivo Meeting)

Como Livatino: Sub tutela dei

La preparación de la exposición sobre el beato Livatino, juez siciliano asesinado en 1990. Uno de los comisarios describe las sorpresas de esta aventura que han vivido en el Meeting

He tenido la suerte de trabajar como comisario en la exposición sobre Rosario Angelo Livatino, magistrado asesinado por la mafia el 21 de septiembre de 1990 y proclamado beato el 9 de mayo de 2021, presentada en el Meeting de este año. Su vida, como hombre y como juez, asombró y llenó de curiosidad a varios amigos abogados que decidimos proponer una exposición sobre él en Rímini. Con algunos de ellos llevaba años sin hablar y a uno solo le conocía de nombre.

La primera sorpresa fue la comunión entre nosotros. Aun siendo muy distintos por carácter y sensibilidad, hemos trabajado al unísono, viviendo esta apasionante aventura (no han faltado los problemas, tropiezos y decisiones complicadas que tomar) sin grandes desavenencias, divirtiéndonos y con mucha alegría.

La segunda sorpresa ha sido vivir la experiencia de la exposición en el Meeting junto a los guías (universitarios de Derecho, y no solo, jóvenes en prácticas, abogados y juristas), todos ellos improvisando un poco, pero deseosos de contar lo mejor posible la extraordinaria vida de Livatino. Increíblemente, se ha vuelto a generar, ensanchándola, esa misma comunión que vivimos entre nosotros durante el trabajo de preparación.

La tercera sorpresa es el encuentro con los visitantes, más de diez mil durante los seis días del Meeting: estudiantes, amas de casa, trabajadores, jubilados, abogados, magistrados, políticos y miembros del clero, todos impactados por la vida de este jurista beato, muchos de ellos conmovidos, que nos daban las gracias por el impacto recibido, que les relanzaba a su propia vida.

El presidente del Tribunal de Palermo, por ejemplo, al acabar la visita, junto a la reliquia (la camisa ensangrentada del juez asesinato), pidió a la guía el micrófono para dar las gracias públicamente, diciendo que le gustaría llevar la exposición al Palacio de Justicia de Palermo, como un ejemplo para todo el mundo judicial. O una mujer que es profesora voluntaria en una prisión y que, con lágrimas en los ojos, nos dijo que había reconocido en una de las entrevistas en video de la exposición al autor material del homicidio, arrepentido y convertido, al que durante varios años le había dado clases sin conocer su historia.

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Pero la última sorpresa, y la más importante, ha sido sumergirse en la vida y el trabajo del beato Rosario Livatino. La profunda unidad que él vivió entre fe, vida y trabajo –su lucidez de juicio, conjugando el ejercicio de juez con la misericordia– ha sido un signo para todos nosotros, un testimonio que nos llevaremos dentro para siempre si, como él, sabemos confiar en Su protección. Sub Tutela Dei, STD, el acrónimo que aparece en sus agendas y que elegimos como título de la exposición.
Paolo (Milán)