Ejercicios de la Fraternidad (Foto: Archivo de CL/Roberto Masi)

«Me he dado cuenta de que ya estaba todo»

Simone ha decidido inscribirse a la Fraternidad de CL. Siempre había pospuesto esta cuestión sin afrontar en serio sus preguntas y dudas. Una conversación con un amigo será como «una piedra que desata la avalancha»

He decidido inscribirme a la Fraternidad de CL. Hace unos años acabé la universidad y siempre he ido posponiendo esta cuestión. Desde que conocí el movimiento, participando en la vida de mi comunidad y en los gestos, siempre he sentido una cierta alergia a inscribirme a cualquier cosa, en parte por mi ímpetu un poco anárquico y mi dificultad para ligarme a algo. Por eso, aunque siempre he estado, nunca me he inscrito a la Escuela de comunidad ni a nada.

La semana pasada, hablaba con un amigo de la situación del movimiento y de la vida en general y le comentaba una serie de objeciones y preguntas. En un momento dado él me dijo: «Tienes 28 años, tienes que decidir si estar o no, y decir hasta el fondo “sí” o “no”». Trabaja conmigo como investigador y por tanto comparte mis mismas fatigas, miedos, soledades y problemas afectivos. Pero tenía delante a alguien que con el paso de los años se había construido gracias a su disponibilidad y abrazo al movimiento.

Fue como una piedra que desata la avalancha. Me hizo mirar mis dificultades y ponerme en juego por entero. Yo siempre he querido estar con un pie fuera, me he pasado la vida huyendo de un vínculo total. Me ha obligado a volver a mirar mi propia vida y las personas con las que me he encontrado. Sobre todo estos últimos meses, que a pesar de mis dudas sobre el hecho de que la realidad sea positiva, empiezan a estar llenos de relaciones.

Sobre todo con ciertos amigos de mi Escuela de comunidad, con los que –a veces en poco tiempo– ha nacido una familiaridad y un bien inexplicables, me han acompañado en ciertas cuestiones y me han seguido paso a paso. Todo esto, a pesar de mi cinismo o intelectualismo, me ha puesto delante de un trozo del ¿Se puede vivir así?, que releo continuamente, tal vez el más querido para mí en este momento: «Un alumno de Guido iba con los nuestros de CL. Fue invitado a la boda de un amigo en Bolonia; y al salir de la iglesia le dijo a Guido: “¿Sabes que por primera vez me siento como en casa?”. “¿Y eso?”. “¡Por primera vez como en casa! Y he entendido por qué se equivoca mi compañero: porque pretende –y estaba hablando del más inteligente de la clase– descubrir a través de un razonamiento, espera lograr un razonamiento que le permita alcanzar la verdad. Sin embargo, la verdad se descubre de improviso, en un momento, en un determinado momento”».

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Siempre me he dicho: cuando tenga que inscribirme a la Fraternidad, sucederá algo fuerte que me lo hará entender. Sin embargo, me he dado cuenta de que ya estaba todo. La primera libertad es la decisión de abrazar, de dejar la coraza de la autodeterminación para defenderte de la realidad. Me hace sonreír el hecho de que esto suceda justo ahora, en este momento de la vida del movimiento.
Simone, Milán