Un coche quemado ante la residencia del presidente kazajo (Foto: Valery Sharifulin//Sipa USA/Mondadori Portfolio)

Kazajistán. «Rezamos por las víctimas de la violencia»

El mensaje de monseñor Adelio Dell'Oro, obispo de Karagandá. «Solo en una religiosidad verdadera, en una dependencia real de Dios, podemos descubrirnos hermanos y hermanas»

Queridos amigos:

En Karagandá todo está tranquilo. Los desórdenes se han producido sobre todo en Almaty y otras ciudades de Kazajistán. Han empezado a darnos acceso a internet a ciertas horas, cuando en Europa es de noche. Luego ya no podemos conectarnos, ni siquiera con el teléfono.
Durante la jornada de luto oficial proclamada para todo el país por el presidente Kasim-Yomart Tokayev, expresé públicamente mi deseo de asegurar que las comunidades de la Iglesia católica kazaja también participan y comparten el dolor de todo el pueblo por todas las personas que han muerto en los desórdenes de los últimos días, por los muchos heridos y por todos sus familiares. Quise añadir que los católicos dirigimos al Señor una intensa oración y que ese dolor lo seguimos viviendo en nuestra propia piel y en nuestra memoria sobre todo aquí, en Karagandá, tierra del vastísimo KARLAG (Lager de Karagandá), donde sufrieron, derramaron su sangre y murieron innumerables personas injustamente perseguidas incluso por su fe.

La vida de un hombre es más valiosa que el mundo entero, dice el Evangelio. Por eso nos duele tanta violencia y la falta de respeto a la vida humana. Rezamos por las víctimas y por aquellos que sufren todas las consecuencias de lo que ha sucedido.
Dice Luigi Giussani en El sentido religioso que la razón distorsionada, que pretende ser la medida de todo, «no puede evitar caer en la exaltación de su punto de vista. Reivindicará la dimensión de totalidad para un aspecto particular. (…) Este aspecto particular con el que la razón identifica la explicación de todo, la Biblia lo llama ídolo. (…) El ser humano se degenera en la medida en que exalta los ídolos. (…) Para la Biblia, el ídolo es el origen de la violencia como sistema de relación, el origen de la guerra».

Solo en una religiosidad verdadera, en una dependencia real de Dios, podemos descubrirnos hermanos y hermanas.

Esta dependencia del Misterio la vemos en la encarnación del Hijo de Dios, en ese Niño inerme en el pesebre de Belén que María nos ha donado. Él es la esperanza y el portador de la verdadera paz, que es don de Dios.

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Estoy en contacto con Silvia Galbiati y Lucia Beltrami, de Almaty. Ellas están bien, aunque la situación no está tranquila, pues los actos terroristas han dejado paso a los actos vandálicos. Rompen escaparates y roban en muchos sitios. Silvia está muy preocupada por los niños con discapacidad que atiende en el centro juvenil de la diócesis. Escasea la comida y las medicinas que necesitan. Está intentando pedir la colaboración del centro de asistencia social municipal.

Hasta el 19 de enero estaremos en estado de emergencia, no se puede salir a la calle de once de la noche a siete de la mañana.

Rezamos para que los problemas existentes se puedan resolver pacíficamente porque la violencia y las revueltas nunca han creado una sociedad ni un mundo nuevos.

Nos encomendamos a la intercesión de la Virgen, “fuente viva de esperanza”, para que los problemas se resuelvan mediante un diálogo verdadero, con paz y justicia por el bien común.

+ Adelio Dell'Oro
Obispo de Karagandá