Velada sobre las cárceles de Apac en My Father's House

Estados Unidos. En camino «hasta el fondo de lo humano»

La amistad con Jim, al que conoció hace siete años, y el nacimiento de una casa de acogida para presos en libertad vigilada. Lorenzo cuenta lo que ha vivido estos últimos meses

Hace siete años conocí a Jim en un correccional de Colorado, donde llevaba detenido más de veinte años. En 2016, cuando le concedieron inesperadamente la libertad vigilada, se trasladó a Denver y nuestra amistad continuó. Me pidió ayuda para preparar una comunidad sin ánimo de lucro para acogidas temporales, “My Father’s House (La casa de mi padre, ndt.), que pudiera ofrecer alojamiento a personas que salen de la cárcel en libertad vigilada con el objetivo de ayudarles a alcanzar una cierta estabilidad en su vida. Esta comunidad se dedica casi exclusivamente a atender a hombres condenados por delitos sexuales, que tienen enormes dificultades para encontrar alojamiento y sentirse reinsertados en la sociedad. Hace poco surgieron dos iniciativas muy bonitas.

La primera fue el 6 de noviembre, cuando invitamos a los hombres de la comunidad a participar en una lectura de la obra teatral ganadora del premio Pulitzer Nuestra ciudad, de Thornton Wilder. Esta obra cuenta la historia de una ciudad americana imaginaria, Grover’s Corners, y la vida cotidiana de sus vecinos, en una producción de la University of Denver Prison Arts Initiative (Du Pai). El espectáculo contaba con ocho artistas actualmente en prisión, conectados a distancia, tres personas que habían sido presos y ahora forman parte del equipo de Du Pai, y seis estudiantes de la facultad de teatro de la Universidad de Denver. Fue una experiencia imponente ser testigos del coraje para sacar adelante una empresa así. Al principio del tercer acto, el personaje del director de escena, interpretado por un ex preso, recitaba esto: «Todos sabemos que hay algo que es eterno. Ese algo no son las casas, ni los nombres, ni la tierra, ni siquiera las estrellas… Pero todos lo saben, todos sienten en sus entrañas que ese algo tiene que ver con los seres humanos, con todo ser humano… Desde hace cinco mil años hasta hoy, todos los grandes hombres lo han seguido repitiendo, pero os sorprendería cómo la gente pierde esto de vista. En el fondo de nosotros, en el fondo de todo ser humano, hay algo que es eterno».

Todos los presentes, espectadores y actores, eran muy diferentes entre sí, por historia, edad y condición. Sin embargo, aquella noche había una clara unidad entre artistas y público. Salió a la luz nuestra capacidad para comunicar y entrar en diálogo, algo extremadamente codiciado en tantos ámbitos de nuestra sociedad. Era consecuencia de la sencillez humana para afrontar y expresar preguntas sobre la vida y su significado, que culminan al final de la obra: «¿Hay alguien… algún ser humano… que sepa lo que está viviendo mientras lo vive? ¿Alguno?». Pasar tiempo escuchando esas preguntas nos ayudó a todos, público e intérpretes, a liberarnos de los estereotipos habituales y de las divisiones que suelen definir nuestras relaciones.

La segunda ocasión tuvo lugar el 5 de diciembre, viendo la película Unguarded con todas las personas que participan en “My Father’s House”. Es un documental sobre el sistema carcelario brasileño Apac (Associação de Proteção e Assistência a Condenados – Asociación de protección y atención a presos, ndt.). Después de la proyección, la directora, Simonetta D’Italia-Wiener, y el productor, T.J. Berden, se conectaron online para charlar y contarnos más cosas sobre las cárceles de Apac.

Jim quería proyectar el documental para destacar la conciencia y responsabilidad de tener libertad, porque el sentido de responsabilidad y la libertad, después de muchos años en prisión, se encuentran gravemente comprometidos. El “método Apac” se centra en la educación de la libertad de la persona mediante el amor, la confianza y la disciplina. Su impacto se muestra en el documental mediante muchas historias de hombres y mujeres que han salido realmente rehabilitados del periodo que han pasado en la cárcel. Los hombres de “My Father’s House” tuvieron la oportunidad de compartir algunas de sus experiencias. «Es sobrecogedor tener libertad», dijo uno de ellos. Antes de desconectarse, mientras nos disponíamos a terminar la velada con una cena juntos, Simonetta destacó que los hombres de nuestra comunidad ya están encontrando la misma mirada de la que nace el método Apac. Jim nos recordó algo que estaba presente en la experiencia de todos: «La libertad es mucho más que la capacidad de elegir. La libertad es la capacidad de llegar a ser quien estás destinado a ser».

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Estoy enormemente agradecido por mi amistad con Jim y por la oportunidad de acompañarlo en la construcción de “My Father’s House”. Ha sido un viaje maravilloso que me ha mostrado una y otra vez la novedad de la mirada tan humana que aprendo en la comunidad cristiana. La experiencia de caminar con estas personas me dona continuamente la sorpresa de esperar, que solo veo posible para aquellos que han recibido una “gran gracia”.
Lorenzo, Denver (EE.UU)