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Cuando los planes saltan por los aires

En cuarentena, preocupada por “llenar su tiempo”, Emanuela ve que cuanto más hace, más aumenta su malestar. Hasta que en una situación muy incómoda, se desata la pregunta

Cuando empecé la cuarentena, me preocupaba “llenar el tiempo”, así que organizaba mis jornadas con limpiezas de casa, cocina, lectura, cursos online, etcétera. Pero paradójicamente, cuantas más cosas hacía, más sentía que me faltaba algo, y no era solo el no poder salir.

Luego el Covid llegó a casa y fui la única en dar positivo, así que me quedé aislada en mi habitación y también tuve que perderme la jornada del Banco Farmacéutico. Aquella situación abrió de par en par mi pregunta: «Señor, ¿dónde quieres llevarme con esta circunstancia? ¿Por qué me has elegido?».

A partir de entonces empezó a cambiar mi manera de afrontar el día, levantarme por la mañana, hacer las tareas cotidianas, y comencé a buscar en cada circunstancia a Aquel que la estaba haciendo. La consecuencia está siendo descubrirme más contenta incluso ante las dificultades y libre de la queja cuando las cosas no salen como esperaba. Pero sobre todo estoy agradecida por las pequeñas cosas que de otra manera daría por descontado, como un precioso día de sol, un plato riquísimo preparado por mi esposo, un amigo que nos trae unos dulces que sabe que me encantan y que yo no puedo salir a comprarlos.

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Todos estos mimos me remiten a un Amor mayor que invade mis jornadas, y gracias a este Amor me doy cuenta de que no me falta nada, porque ya lo tengo todo aunque esté encerrada en una habitación. ¿Pero qué hace posible una mirada así ante la realidad? No un esfuerzo mío, sino un lugar, una compañía humana y el trabajo de la Escuela de comunidad, que facilita esta comparación continua con el carisma, que hace de cada cosa un Acontecimiento.
Emanuela, Ancona (Italia)