El Meeting en Cassano Magnago

El Meeting encerrada entre cuatro paredes

Todo estaba preparado para participar en la conexión de su ciudad. Pero al volver de Croacia les impusieron la cuarentena... Sin embargo, la experiencia de Monica ha sido una aventura digna de la cumbre del K2

Con un pequeño grupo de familias hemos ido de vacaciones a Croacia. Mucho antes habíamos pensado "llevar" el Meeting a nuestra ciudad y lo habíamos preparado todo. La idea surgió de un encuentro con el presidente, Bernhard Scholz, donde contó qué les había llevado a proponer esta semana de una forma diferente. Después de escucharlo, tres de nosotras, sin comentarlo unas a otras, nos apuntamos como voluntarias “Ambassador”. Así, sin pensarlo. Luego también se lo propusimos a otros. Nuestro deseo creció aún más cuando una amiga que por problemas de salud nunca ha podido ir a Rímini nos dijo: «¡Qué alegría! ¡Este año yo también estaré en el Meeting!».

Nuestro sí incial se hizo total. Los encuentros preparatorios entre amigos cada vez más numerosos, la disponibilidad de nuestro párroco para ofrecernos un lugar... todo indicaba un camino que se abría paso. Pero "el hombre propone y Dios dispone”.

Al volver de las vacaciones en Croacia, nos tuvimos que enfrentar a las medidas preventivas y hacer la cuarentena. No podíamos salir de casa ni estar con nuestros amigos... Un dolor enorme. Pero ellos nos hacían partícipes a diario, con fotos, relatos, grabaciones. Hemos vuelto a constatar que el límite no es una objeción y nos hemos sentido una sola cosa. Me he sentido parte de la construcción de la "catedral", allí donde estaba llamada a vivir. No ha sido un menos sino una ocasión para mí. Empecé a mandar videos y mensajes a gente a la que había invitado personalmente, hasta a una amiga rusa que vive en Moscú y que me escribió: «Como todos los años, el Meeting cobra vida por tu relato. Viendo los videos y las exposiciones, se me aparece tu rostro entusiasmado al narrarme una historia que es la tuya. Y que hoy es más mía».

Mi Meeting desde casa ha contado con todo el asombro de mi yo, que no se detiene ni aunque lo encierren entre cuatro paredes.

Este es el mensaje que escribí a mis amigos que estaban allí presentes: «Queridos amigos, estoy revisando los mensajes y fotos que me habéis enviado esta semana. Cómo no dar gracias por todo el trabajo que habéis hecho. Anoche los "desterrados croatas" vimos juntos la exposición sobre el K2. La frase que resume la muestra dice: “¡Hemos ido juntos, hemos vuelto juntos!”. Cómo no sentirla nuestra, tan correspondiente, pensando que cada uno de nosotros ha estado desde el principio, aunque la situación nos impidiera estar físicamente, obligándonos a quedarnos en casa. Pero la conciencia del objetivo es lo que mueve la acción, allí donde uno esté. Como esta mañana, que hemos ido al Cementerio Monumental y delante de un padre lo hemos puesto todo, también este Meeting, ante aquel que nos enseñó un camino. ¡El camino! Le hemos entregado nuestro ser, nuestro hacer, nuestro estar juntos. Allí donde la circunstancia nos llame estamos juntos, porque el objetivo está claro, como veíamos ayer en la exposición: ¡juntos para llegar a la cumbre! Uno de los escaladores contaba que, en un momento dado, se vio obligado a retroceder porque no se encontraba bien y al llegar al campo base se encontró con un amigo en una situación grave, de modo que le salvó la vida. Nosotros somos un poco como ese escalador. Nos hemos tenido que parar pero estamos seguros de que, en cierto modo, con nuestro sí al principio de esta "escalada" hemos contribuido a que vosotros podáis llegar a la cima. El último tramo es vuestro. ¡Estamos con vosotros!».
Monica, Cassano Magnago