Eneas y Anquises pintados por Rafael

Las paredes de casa y el horizonte de la vida

De una llamada a una amiga nace una iniciativa online de encuentros culturales internacionales, “É-née”, Eneas. En medio de la pandemia, «una ocasión para eliminar fronteras y encontrar amigos lejanos»

Últimamente me he encontrado en la vida del movimiento con algunas frases del escritor Michel Houellebecq, un autor muy polémico en el panorama literario francófono. Sin duda, no es un autor que yo habría elegido leer. Su malestar y su aburrimiento ante la vida emanan en sus textos, por lo que no me llamaban nada la atención.

Así era antes encontrarme con Jean-Noel Dumont, un filósofo francés de Lyon, que ha escrito sobre Pascal, Marx, Péguy y Houellebecq. La clave de lectura que ofrece me ha abierto un gran horizonte. Noel afirma que el autor de Serotonina describe el drama de quien vive sin esperanza, pero al mismo tiempo describe su exigencia de significado, la inconmensurabilidad de su deseo y la melancolía por un «Israel que para él no existe». Una lectura que da aún más espesor a la afirmación tantas veces citada por Julián Carrón, de su carta pública a Bernard-Henri Levy: «Tuve cada vez más a menudo –me es penoso confesarlo– el deseo de gustar. Un poco de reflexión me convencía cada vez, por supuesto, de que este sueño era absurdo, la vida es limitada y el perdón imposible. Pero la reflexión era inútil, el deseo persistía; y debo confesar que persiste hasta la fecha».

Dumont participó como invitado en la quinta velada de la recién nacida plataforma cultural online “É-née”, que reúne a amigos repartidos por el mundo francófono, desde África a Canadá, pasando por Suiza, Bélgica y Francia, naturalmente. Un instrumento que ha nacido en tiempos de distanciamiento social por una conversación telefónica con una amiga de Tolón, Marie-Agnès. Después de contarnos cómo estábamos pasando la cuarentena, me contó la visita que había hecho unas semanas antes a una iglesia cerca de París, donde bajo la dirección de la artista Marie-Michèle Poncet, con un grupo de más de cien voluntarios, había contribuido a crear unas vidrieras maravillosas. Luego Marie-Agnès me preguntó cómo estaban mis amigos de Siria y le propuse que se lo preguntara a ellos directamente, contactando online con el padre Bahjat Karabach, franciscano de Alepo. Ella contestó que entonces invitaría también a sus amigos para poder hablar con él. «Las cuatro paredes de casa no pueden ser el horizonte de nuestra vida».

Así nació esta aventura que hemos querido llamar como el personaje de la literatura clásica Eneas, el héroe que deja atrás la ciudad de Troya, destruida por las llamas, cargando a su padre sobre sus espaldas y llevando de la mano a su hijo para fundar una nueva civilización. Carrón nos recuerda continuamente algo que el papa Francisco dice mucho: nuestro tiempo es un cambio de época. No sabemos cómo será la que empieza, pero queremos afrontarla llevando con nosotros la tradición que el pasado nos ha legado.

En el encuentro con el padre Bajat nos conectamos más de ochenta personas y comprendimos que nuestro deseo de abrirnos al mundo, aunque estuviéramos encerrados en casa, era algo compartido con muchos. Así que volvimos a proponer una segunda cita, esta vez con Marie-Michèle Poncet, que nos contó la historia de las vidrieras de Vincennes. El tercer encuentro fue con Mireille Yoga, del Centro social Edimar en Yaoundé, Camerún. Para facilitar la organización, creamos una página en Facebook, donde pueden verse los encuentros.

Al terminar la conexión con Mireille, me escribió mi hermana desde Bélgica: «Estoy conmovida por lo que acabo de oír, ¿cómo se puede ser así?». Tal vez el Señor nos llevara a reconocer esta necesidad de no encerrarnos en nosotros mismos durante la pandemia aunque solo fuera para que mi hermana llegara a preguntarse: «Señor, ¿dónde vives?».

En la jornada de apertura de curso de 2018, Carrón decía que «el hombre de hoy espera, quizá inconscientemente, la experiencia del encuentro con personas para las que Cristo es una realidad tan presente que su vida ya no es la misma». Este tiempo de pandemia no es una excepción. De hecho, agudiza esta espera, como muestra la obra de Houellebecq.

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Con É-née tenemos prevista la presentación de El despertar de lo humano, con intervenciones de Francia y Suiza, un testimonio de médicos y enfermeros que han cambiado tras la experiencia de esta emergencia sanitaria y un diálogo sobre la vida y obra de Charles Péguy.

La pandemia parecía un tiempo hecho para encerrarse en casa, pero se ha mostrado como una ocasión para eliminar fronteras y encontrarse con amigos lejanos.
Jean-François, Moscú (Rusia)