El otro día, de una manera totalmente sorprendente, recibí un correo electrónico de la cárcel de Bollate donde una educadora me pedía ayuda porque los presos habían hecho una recogida extraordinaria de alimentos y querían ponerse en contacto con el Banco de Alimentos para entregarla. Lo decidieron libremente, con plena autonomía, movidos por el gesto de solidaridad que hacemos con ellos en noviembre con motivo de la Jornada nacional de recogida de alimentos.

En medio de una jornada muy intensa y complicada, esta petición me sorprendió e interpeló. Lo que estaba pasando estaba fuera de mis esquemas, no lo había previsto, normalmente somos nosotros los que siempre buscamos soluciones e iniciativas que proponerles a ellos. No me esperaba encontrarme con una disponibilidad tan grande, y más de un lugar así en un momento tan complicado como este.

Lo que más me ha sorprendido es que para ellos era normal desear poder devolver ese abrazo que han recibido. Esta circunstancia ha despertado en mí la pregunta de por qué hacemos la caritativa en la cárcel. Cuando todo va más o menos bien no nos damos cuenta, pero ahora se me hacía evidente que Cristo actúa en la carne, también en los últimos.

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Creo que es precisamente la raíz de la experiencia cristiana en acto, la caridad, que todavía tiene algo que decir a nuestra frágil humanidad, también y sobre todo en este momento tan surrealista y trágico. Es sorprendente. Por ahí podemos volver a empezar.
Fabio Romano, Asociación Encuentro y Presencia, Milán
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