«El valor de mi sí en esta compañía ahora»

Mirar lo que está sucediendo dentro de un horizonte más grande, como hace el papa Francisco. Un diácono que espera la llegada de su ordenación cuenta lo que está aprendiendo estos días

Estos días me ha venido al a cabeza que el plazo de inscripción para las vacaciones de verano del movimiento aquí estaría a punto de cerrarse. Obviamente, mi primer pensamiento es que en este momento ese debería ser el último de mis problemas, ¿o tal vez no? Me ha llamado la atención cuando el papa Francisco ha dicho en la audiencia general que no nos olvidemos de que en la frontera entre Turquía y Grecia hay cientos de miles de refugiados sirios que huyen de la guerra y piden ayuda. Como diciendo que en la epidemia del coronavirus no se agota toda la realidad. Claro que es un aspecto de la realidad que hoy invade nuestra vida con especial imponencia y debemos medirnos con ello. Pero en este tiempo también se me hace evidente que esta circunstancia solo la puedo mirar bien dentro de un horizonte más grande, que no quita nada a la dramaticidad de la situación, pero que me permite respirar.

Tengo en la cabeza ciertos rostros muy concretos que estos días me permiten experimentar la radical diferencia que se introduce cuando en medio de todo esto entra la hipótesis de un camino que tiene que ver con quién soy yo y qué da consistencia a mi vida. Tras la reciente suspensión de casi todas las actividades de la parroquia, estos días me he encontrado con unas horas libres y he aprovechado para adelantar con las invitaciones a mi ordenación sacerdotal. Al escribir las direcciones en los sobres, de vez en cuando me paraba a pensar: ¿quién sabe si podremos celebrarlo juntos? Luego imaginaba a un cierto número de personas recibiendo la invitación estos días que se preguntarán: ¿pero este dónde vive? Hoy el problema es otro… por eso he enviado las invitaciones igualmente.

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Estoy persuadido, y ya lo veo en ciertas ocasiones, de que mi “sí” es la contribución más concreta que puedo ofrecer a mis amigos ahora. Luego iremos viendo lo que podamos hacer, pero eso es seguro en todo caso. Es la misma dinámica que cuando recordé el plazo de inscripción a las vacaciones. Así que he decidido apuntarme porque mi sí a esta compañía es precisamente lo que determina de manera más decisiva la alternativa entre el ser y la nada. Ha sido una forma de afirmar que hay un punto concreto en la realidad, que es esta compañía, que me hace posible tomar conciencia de que la realidad no está definida por la nada sino por el ser.
Giuseppe, Lausana (Suiza)