La Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, op. 31

The Russian State Symphony Cappella dirigida por Valerij Poljanskij
Sergej RachmaninovCoop. Edit. Nuovo Mondo - distr. Universal Music
2002


Todas las veces que escuchamos esta magnífica obra de Rachmaninov, la Liturgia de san Juan Crisóstomo, nos conmueve su belleza inusitada, difícilmente comparable a otras creaciones o expresiones del hombre.
En esta espléndida pieza musical, templo de notas, armonía y acordes, que nos hace más serenos y ardientes, hay dos polos que me permito destacar.
El primero. No solemos prestar atención, pero durante ocho minutos la música canta Gospodi, pomiluj, repite durante ocho minutos Gospodi, pomiluj: “¡Señor, ten piedad de mí!”. ¡Misterio, ten piedad de mí! Misterio, puesto que el Misterio es el Señor. El Misterio es el origen del tiempo y de su significado, ya que sin significado no existe el tiempo: tan sólo queda la nada o el ahogo. (...)
Hay un segundo polo en el canto de Rachmaninov que es como una traza recurrente. Un Alleluia, Alleluia, Alleluia pronunciado sin forzar la voz, casi sin osar decirlo. Dentro de nuestro olvido y traición, la victoria de Cristo brilla como un punto evidente al igual que las estrellas en el cielo, y es un punto de alivio: “Señor, te doy gracias. Alleluia”. En voz baja, en voz baja, sin embargo: Alleluia, Alleluia, Alleluia.

(Luigi Giussani - texto traducido del fasciculo adjunto al CD)