Nuevos guerreros de Lepanto

El País
Antonio Muñoz Molina

...Al enemigo musulmán se le llamaba genéricamente el Turco. Pero en Argel Cervantes vio que detrás de ese calificativo sin rostro habitaba un hervidero de personas reales. (...) Y todos ellos se entendían en una jerga bastarda hecha de retales de diversos idiomas que era objeto de la curiosidad de un oído tan alerta a todo tipo de hablas como el de Cervantes, católico devoto y observador compasivo y sin prejuicios de todo el arco de la condición humana. (...) A Cervantes, que lo había visto todo en esta vida, lo fascinaba la extraña capacidad humana para no ver lo que se tiene delante de los ojos, y para empeñarse en ver lo que no existe, y dejarse engañar por las mentiras y las fantasías de otros...
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