Lluvias

La Vanguardia
Clara Sanchís

Aquí es donde empecé a anotar, en algún sitio, que avanzaba buscando cornisas y esquivando charcos, para luchar contra el agua inevitable, que ya me calaba por todas partes. Procurando que alguna zona de mi piel se mantuviera en un mundo seco, conocido. Al menos los pies, me decía dando saltitos. Al menos estas notas. Cuando un autobús me duchó hasta el ombligo, renuncié a todo. Y empezó lo bueno. Calada hasta los huesos, caminé bajo la lluvia, hasta el hotel y su recepcionista, amablemente vencida. La vida, me dije. Más o menos...
Pincha aquí para seguir leyendo