La vida debe estar en otra parte

El País
Ana Iris Simón

Los miércoles, a las siete y pico de la tarde, la línea C3 de Cercanías de Madrid está llena de gente pensando que la vida debe estar en otra parte. Supongo que hay quien vuelve de una cita repasando lo que ha hecho bien y mal con la alegría del niño o del bobo, que es la más pura. También a quien aún le dura la paz de cuando por la mañana le dijeron que ese bulto del pecho no era nada, o quien aguarda ilusionado el momento de bajarse del vagón, encaminarse hacia casa de sus padres y anunciarles que van a ser abuelos...
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