La esperanza, todavía

La Vanguardia
Antoni Puigverd

...Hay que evitar el optimismo, también, pues invita a practicar un insensato dolce far niente: no hay que preocuparse, todo se arreglará. Queda la esperanza. En el sentido laico que le daba Ernst Bloch, citado por Raimon Obiols en un artículo magistral. “Definitivamente, la esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que las cosas irán bien, sino la certeza de que algunas cosas tienen sentido, independientemente de cómo salgan”. Obiols cita una carta que Vlácav Havel escribe a Alexander Dubček en 1969, después de la entrada de los tanques soviéticos en Praga. Todo parecía perdido. Pero Havel escribe: “Incluso un acto puramente moral, sin esperanza alguna de tener un efecto político inmediato y visible, puede ir ganando importancia política de manera gradual e indirecta con el tiempo”.
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