El apocalipsis ahora

ABC
Pedro G. Cuartango

El 1 de noviembre de 1755 un terrible terremoto destruyó la ciudad de Lisboa. En seis minutos, se derrumbaron casi todos los edificios, la flota se hundió en el Tajo y cerca de 30.000 personas perdieron la vida. Muchos vieron en el desastre un castigo divino por los pecados del pueblo portugués y de su monarca. Kant escribiría posteriormente un opúsculo en el que intentaba explicar el terremoto por causas científicas. Pero fue Voltaire quien se planteó una reflexión filosófica sobre las consecuencias del desastre. Frente a las hipótesis de Kant, Voltaire escribió que las causas del fenómeno eran incomprensibles, producto de un cruel azar. Y se preguntó cómo era posible que un Dios bueno y omnipotente hubiera permitido tal destrucción. La misma pregunta surge hoy tras el terremoto de ayer en Turquía y Siria y los miles de muertos que ha provocado...
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