Matilda y Pinocho

El País
Olivia Muñoz-Rojas

...Con cada nacimiento, pensaba Hannah Arendt, hay un nuevo comienzo, una nueva posibilidad de acción sobre la esfera humana. Escribía Arendt en La condición humana: “El milagro que salva al mundo (…) de su ruina normal y ‘natural’ es en último término el hecho de la natalidad”. Y concluía: “Esta fe y esperanza en el mundo encontró tal vez su más gloriosa y sucinta expresión en las pocas palabras que en los evangelios anuncian la gran alegría: ‘Os ha nacido hoy un niño”. No hace tanto que celebrábamos la Navidad y, sin embargo, en estos momentos de pesimismo generalizado en los que llega incluso a cuestionarse el sentido de continuar procreándonos, sugerir que cada nacimiento implica un nuevo inicio y con ello la posibilidad de cambiar el mundo constituye casi una expresión política radical...
Pincha aquí para seguir leyendo