La felicidad no va en Lamborghini

La Vanguardia
Màrius Carol

...A sus 19 años, con la prensa mundial poniéndolo por las nubes, con Nueva York rendida a sus pies, lo que más desea Alcaraz es llegar a casa, charlar con su peña y sentirse un muchacho de su edad. No suele ser habitual esta naturalidad y menos aún entre los deportistas de élite. “Soy un chico muy básico”, reconoce. Sin ánimo de comparar, el Kun Agüero, al poco de llegar al Manchester City hace diez años, se compró un Lamborghini Aventador, que vale medio millón de euros y alcanza los 350 kilómetros por hora. Con el tiempo declararía: “No sé por qué mierda me compré un Lamborghini, con el que no hice ni 1.200 kilómetros en cinco años. Fue un disparate”. Seguramente, lo adquirió para que el mundo viera que era un joven poderoso, porque pensó que la felicidad debía ser que el planeta lo reconociera en el deportivo más despampanante. Y no es eso...
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