Ya no bebo solo

La Vanguardia
Antoni Puigverd

...tengo la sensación de que, a medida que nuestras sociedades se acostumbren al riesgo de convivir con el virus y se normalice la vida social, se hará evidente la incapacidad colectiva de contemplar el futuro con los ojos abiertos. Estamos sobrepasados por los riesgos. Desbordados por tantas incertidumbres. No confiamos en nadie. La desconfianza política es solo una pequeña muestra de una desconfianza genérica con la que avanzamos por la calle: recelosos, suspicaces, incrédulos (al parecer, de tan profunda desconfianza solo se salva el perro leal). Huérfanos de sentido. Diría que el individualismo de las últimas décadas deja paso a una cultura del ensimismamiento. Soledad matizada por las mascotas y amenizada con alcohol. Parece que las batallas polarizadas de los últimos años evolucionan hacia un nihilismo íntimo. Un nihilismo de bolsillo.
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