Dolor

El País
Fernando Savater

...Nuestros rostros de primates son muy elocuentes —risas, llantos, muecas de dolor o de espanto...— y entender sus mensajes es anterior a la palabra misma, pero no tardamos en aprender a decir “te quiero”, “estamos juntos”, “no me abandones”... Acercarnos al otro cuando vamos de caza, cuando empieza el banquete, cuando urge el sexo es vitalmente razonable: tratar de aliviar al que se queja, al que ya no puede ofrecernos más que su angustia, a quien pide compañía en su extinción... es un riesgo extraño, que la vida elemental no justifica. (...) Algunos no quieren eutanasia pero nadie rechaza los cuidados paliativos: sólo por esto ya deberíamos dedicarles más atención..
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