Ruido y jolgorio

El Mundo
Lucía Méndez

...Filas de personas esperan pacientemente su lugar en la celebración. Las mujeres jóvenes, maduras y jubiladas se han vuelto a vestir, a peinarse, a calzarse los zapatos de tacón. Los establecimientos de uñas y cejas –último negocio de los laboriosos chinos– están por todas partes y llenos a reventar. Celebrar, celebrar y celebrar. Hacia fuera. Con todo por delante. Dejar el dolor y el sufrimiento encerrado en su sitio o en las tablas de los teatros. Muchas obras en la cartelera madrileña tratan del dolor. A la salida, huele a verbena y a felicidad. Tan ruidosa que igual es aparente.
Pincha aquí para seguir leyendo